¿A qué edad te enteraste de que si tenías que llevar a arreglar el largo de un pantalón no tenía que subirte el camal sino la pernera? No hay que avergonzarse si acabas de descubrir ahora que camal, esa palabra con la que hemos crecido todos los valencianos, es precisamente un vocablo en nuestra lengua y que, si tienes que llevarlo a compostura fuera de la terreta, no van a entenderte.

Pero no es el único valencianismo que delata a un hijo de la Comunitat cuando se mueve por el mundo y debe comunicarse con otros castellanoparlantes.