Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mercedes Barona

Con permiso de mi padre

Mercedes Barona

¿Dónde está la bolita?

Allá se fue, sin pedir permiso, la primera quincena de enero. De un 2022 que es como un melón cerrado y no sabemos qué nos traerá, porque no podemos tocarle el culo para saber si está maduro o apepinado.

 En estos días ya hemos reunido información suficiente para llenar informativos, escribir editoriales y guardar memes para una larga temporada y, sin embargo, todo lo que hoy llena horas será, en nada, papel para envolver pescado.

 No hay sosiego ni reflexión, de todo se opina y todo se sabe, y cada nueva noticia se superpone a la anterior sin que aún se haya enfriado su rastro. Creo que algún día seremos conscientes de la máquina de picar la vida que estamos fabricando: coger, usar y tirar.

 Como cuando estudiabas para un examen y a los dos días eras incapaz de recordar nada de lo que habías plasmado perfectamente sobre el papel. No soy de creer en conspiraciones, pero sí tengo claro que en el caso de la política y los medios de comunicación nos comportamos como los perros amaestrados: nos lanzan una pelota (noticia) y allá vamos, decididos y voluntariosos a por ella, obviando que hemos dejado abierta la puerta del corral y que por ahí se están escapando las ovejas. O como los trileros esos del cubilete y “dónde está la bolita”.

 No da tiempo a asumir, a analizar ni a pensar, ya enseguida otra pelota y todos a correr detrás. Y en el camino nos otorgamos licenciaturas en medicina, geopolítica, gestión de desastres naturales o arbitraje deportivo. Que es cierto que el nuestro es un país de mucho opinar, sobre todo con las barras de los bares debajo del codo (ahora sólo pasaporte covidiano mediante en algunas Comunidades), pero produce cierto bochorno que los intereses políticos y económicos determinen, por ejemplo, si un abuso a menores se silencia o se explota dependiendo del lugar donde ocurra, o que aún no se sepa nada de los agresores de Igualada, cuando al tercer día conocíamos obra y milagro de los salvajes de los Sanfermines. O que se pase de tapadillo sobre las siglas del partido al que pertenecen los estafadores condenados a cárcel que robaron a manos llenas el dinero de los parados.

 No sé, párense a pensar, porque muchas veces la noticia está en lo que se omite más que en lo que nos venden rodeado de luces de neón y fanfarria. Vamos a intentar, antes de abrir la boca, encender el cerebro, para que no nos tengan corriendo detrás de la pelotita sin ver el tren que viene a arrollarnos; excepto si son ustedes extremeños, que ahí poco peligro de atropello hay en las vías.

Compartir el artículo

stats