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A vuelapluma

Alfons Garcia

Así España no va

Así España no va

Hay noticias que deberían alegrarte y no lo consiguen. Y creo que esta vez no es por una insatisfacción endémica y un carácter de viejo cascarrabias, sino que porque hay argumentos para congelar la sonrisa.

Que se ponga en marcha el tren de alta velocidad de bajo coste entre València y Madrid está bien porque democratiza un servicio con precios ahora prohibitivos para muchos. Es fantástico que sea posible disfrutar de las exposiciones, conciertos y los atractivos culturales y vitales de una gran metrópoli en la que uno se siente cómodo de manera muy fácil. Confieso: Madrid me mata a mí también, si es de vez en cuando. Pero qué quieren. Deja un regusto amargo que casi todas las grandes noticias de infraestructuras desde hace décadas tengan que ver con Madrid. Hace un mes era el AVE a Galicia, ahora el comienzo del de bajo coste con València (ya existe en otras líneas). Y mientras tanto, ni corredor mediterráneo, ni tren de alta velocidad entre las ciudades valencianas entre sí y con Cataluña, cierre de líneas tradicionales con la España que agoniza (Utiel-Cuenca) y el servicio de Cercanías en estas tierras hecho unos zorros. Que sí, que se están haciendo obras, se está invirtiendo y se está trabajando, pero seguimos esperando. Desde hace demasiado. Condenados a promesas de futuro a perpetuidad. Y todo tiene alguna explicación. A ningún gobierno, tras cambiar de color, se le ha ocurrido echar atrás y cambiar un proyecto de AVE (todos desde Madrid a algún punto de la península) y sí que ha pasado en cambio con las inversiones en el corredor, modificadas en los peores tiempos de la crisis, cuando en 2011 cambió el poder en la Moncloa.

Esta España radial a partir de un centro hipervitaminado es la que tenemos y la que sigue creciendo. Y esta España radial es hija o madre (poco importa quién fue primero en la concepción) de una España centralista. Hipercentralista a estas alturas. Una España donde es más cómodo y cuesta casi lo mismo (en tiempo y dinero) ir de València a Madrid que a Alcoi o Castelló. Qué quieren. Me parece que ese es un modelo territorial que nos aboca a la frustración y a la desesperación. Un modelo donde la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, puede decir que la capital es España (y viceversa) porque hay mucho de verdad. Realmente, hoy los demás somos algo así como un barrio más de la megalópolis. El resultado de este modelo radial que ha sobredimensionado las infraestructuras de la capital, como diversos estudios europeos han puesto de manifiesto, es también el salto económico de la capital. No es casual que la riqueza de Madrid se haya disparado en los últimos veinte años, haya crecido más que el resto de territorios y haya superado a la de Cataluña, que históricamente era superior. Muchos factores de origen político han ayudado a la concentración empresarial en Madrid. Y muchos factores han hecho saltar por los aires el mapa territorial español heredado de la Transición. Y así seguimos. Una más. Llámenme cenizo, pero así España no va. Dicen algunos que el mundo es hoy de las megalópolis, pero condicionar el futuro y el crecimiento a los ritmos de un gran centro me parece peligroso y, por si aún importa, injusto y poco democrático.

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