Un vecindario para imputar

Maria Amparo Rostoll Cot

No hay peor suerte en la vida que estar mal acompañada. Es el gran error que cometemos los humanos, ser animales gregarios de colectivos no deseables e imperfectos. Es celebre la frase “a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, pero eso no ocurre con frecuencia. Tenemos los vecindarios como telas de araña en las que vivimos y con algún organizador “se te hace la vida imposible”. Creer que se está por encima de la ley, encubierto por toda una colectividad está en un error. Siempre habrá una victima propiciatoria de esta clase de personalidades envidiosas, por dinero, por prestigio social, por prestigio personal y profesional y siempre habrá un cómplice y encubridor para ello. Eso no se puede tolerar en un vecindario, donde se vive y donde se paga por vivir. La ley debe de imperar como en la calle y con las mismas consecuencias. No se puede tolerar su vulneración y no se puede encubrir tampoco.

En el vecindario reside nuestra vivienda, enseres, personas y todas nosotras con derechos de vivir en el mismo, con todos nuestros derechos y con todas nuestras obligaciones. Un envido es ilegal y peligroso, peligra nuestra integridad personal, seguridad familiar, nuestro patrimonio y nuestros quehaceres cotidianos, amén de nuestra salud y vida personal, nuestros derechos y nuestras libertades. No se puede desligar, la vida cotidiana y la problemática cotidiana de nuestra vida particular porque la afecta. Un vecindario puede ser cinico, ladrón, envidioso, charlatán, encubridor y delincuente y se tiene que combatir con la denuncia publica sobre ello, privada también si es posible y judicial si es posible también, pero se puede demostrar todo y la judicial no es buen camino por lo complicado del mecanismo judicial y la tardanza y costes económicos. Un vecino victima de un vecindario no tiene porque gastarse, además dinero, en abogados para poder vivir tranquilo y en paz. NO TIENE QUE PEDIR PERMISO PARA VIVIR Y HACER SU VIDA A NINGÚN VECINO Y NO TIENE POR QUË CONFIAR EN NINGUNO NI APOYARLO.

Los corrales de vecinos de antaño ahora no pueden ser. Cada uno ve en el otro un competidor y se quiere dar el sorpaso al mismo e incluso tirarlo “por la fuerza” de la acción vecinal. Todo tipo de acciones contra un vecino no se pueden permitir y no se tienen que tolerar. Un vecino ejemplar y callado, no tiene porque ver su vida troncada por la envidia de un encubrimiento y plan contra el y contra sus derechos tampoco. Las mujeres son victimas propiciatorias de este tipo de comportamiento, por su confianza y por su ignorancia también, por el mal consejo y por una educación equivocada, pero para eso estamos “los mayores de edad” de cada casa, para defender nuestros derechos y a nuestro hogar de los peligros que le acechan y a nosot ros mismos cada dia en un vecindario.

Un quiero y no puedo personal es el comienzo, una diferencia económica y profesional o política y religiosa también es el caso, PERO UNA ESCASEZ DE RESPETO Y EDUCACIÓN Y DE CUMPLIMIENTO DE LA LEY LA CAUSA MAYOR. UN PLAN DE HABITIBILIDAD VECINAL Y DE CUMPLIMIENTO DE LA LEY EN UN VECINDARIO ES EL COMIENZO DE LA SOCIEDAD.