Nuestros antepasados ya sabían que la pasta elaborada con cereales adquiría una consistencia próxima al pan sin levadura. En Suiza se han encontrado galletas de más de 6.000 años de antigüedad. Todo está inventado. Generalmente, es verdad, si no fuese por el progreso útil. Pero muchos primates superiores de hoy ignoran que no inventan ni crean nada cuando roban (descargar, o compartir archivos, dicen) el fruto de su producción a decenas de miles de personas que han trabajado muchos años, con inteligencia, talento, disciplina y sacriicios de toda índole. Son los ladrones de internet, los reaccionarios, disfrazados de antisistema, del todo gratis. Buitres, aves de rapiña. Parásitos de la sociedad. Carteristas de metro o autobús. Eso es lo que son, sin distinción de fecha de nacimiento, clases sociales o ideologías.

Y el gran megachorizo es Kim Schmitz, fundador de Megaupload (el dios de los pordioseros internautas), imputado por conspiración maiosa, fraude, delitos contra la propiedad intelectual y lavado de dinero. Un héroe de nuestro tiempo para los monomaníacos y paranoicos de la red.

¿Y de las galletas, qué? También están inventadas. Los arqueólogos descubrieron que nuestros antepasados ya sabían que la pasta elaborada con cereales adquiría una consistencia próxima al pan sin levadura. Karl Koerper y Heidi Bournisse encontraron en un yacimiento de Suiza galletas de más de seis mil años de antigüedad, "cuidadosamente envueltas". Todavía no tenían marca comercial: María, Artiach, etc. La galleta es, pues, uno de los primeros alimentos cocinados.

En ciertas culturas de la Antigüedad (asiria, persa, egipcia, judía, griega o romana) las galletas eran una fuente energética básica de los campesinos, los militares y los marineros. A menudo, las mojaban con vino o sopa. Llegó la Revolución Industrial, y, con ella la fabricación en serie de galletas.

Y en la foto, que recuerda a una instalación artística, vemos las llamadas galletas de hierro, dulce originario o tradicional de Sahagún (León), que data, al parecer, de la Edad Media. Una de las empresas que más mima este dulce es La Nueva Fábrica de Galletas de Hierro, fundada por un empresario emprendedor, Miguel Antón Regoyo, al quedarse en el paro. Modélico empresario y galletas delicadas y crujientes.