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Fiebre por las viviendas a pie de pista de esquí

Los valencianos con alto poder adquisitivo se lanzan a comprar «terceras residencias» en los pirineos y los que tienen un presupuesto más ajustado apuestan por valdelinares

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Así son las casas más buscadas para disfrutar de la nieve y del esquí Levante-EMV

La pandemia ha disparado el interés de los valencianos por comprar viviendas en plena naturaleza. Los aficionados al esquí se han lanzado a adquirir casas a pie de pista, aunque en la mayoría de los casos es un mercado muy limitado y dirigido a personas con un alto poder adquisitivo. Los valencianos con recursos apuestan por comprar lo que se conoce en el sector como ‘tercera residencia’ (que se suma a la vivienda habitual y al apartamento en la playa) en Pirineos. Comprar una vivienda en el Valle de Arán (Lleida) o en Andorra no está alcance de todos los bolsillos. El apartamento más básico en Andorra ronda los 160.000 euros y una casa unifamiliar en un valle cercano a las pistas se dispara hasta los 3 millones de euros. Los aficionados al esquí con un presupuesto muy ajustado se compran viviendas de 50.000 euros en Mora de Rubielos (Teruel), a treinta minutos en coche de las pistas de Valdelinares.

La temporada de esquí del año pasado estuvo marcada por el cierre de estaciones, la incertidumbre y las restricciones derivadas de la situación general. El panorama es mucho más positivo en la temporada actual gracias al incremento de movilidad y la percepción de que la práctica del esquí es un ejercicio seguro. Durante el puente de diciembre, las once estaciones del Pirineo de Lleida vendieron 85.000 forfaits, 20.000 más que en 2019. Este interés de los esquiadores se ha traducido en un impacto positivo en el mercado inmobiliario, según revela un análisis de Instituto de Valoraciones y confirman las agencias inmobiliarias.

Javier Cardona, director de Engel & Völkers en el Valle de Arán, asegura que el cliente valenciano es muy importante en la zona. «Bajó su presencia tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, pero ahora ha vuelto con fuerza. Las dos operaciones más importantes en 2021 en el Valle de Arán las han acometido clientes valencianos», asegura Cardona. En concreto, se trata de la compra de una vivienda de un millón de euros y de otra de un millón y medio junto a las pistas de Baqueira Beret. El perfil de los clientes valencianos es el de empresarios y altos directivos de entre 45 y 55 años de edad con familia. «Son personas con un alto poder adquisitivo. Compran las viviendas como tercera residencia. Lo normal es que tengan casa en València y una segunda propiedad en Xàbia o Dénia. La del Valle de Arán la utilizan durante la temporada de esquí y también en verano porque hace menos calor que en la Comunitat Valenciana», añade. La inmobiliaria de Cardona vende inmuebles de entre 300.000 y un millón y medio de euros. Las ventas ahora están en su punto álgido porque muchos clientes han explorado la zona durante las pasadas vacaciones.

Hay valencianos que directamente encargan a una inmobiliaria de la Comunitat que les busque un inmueble en Pirineos y les tramite toda la compra. Cristina Recasens, CEO de Recasens Real Estate, explica que en esos casos contactan con inmobiliarias locales y cuando se trata de inmuebles caros se desplazan para verlos in situ y cerrar la operación. «Los compradores suelen ser parejas con niños pequeños. Los que no tienen problemas de liquidez quieren propiedades en Andorra, Lleida o Huesca, pero las diferencias de precios son grandes. Un apartamento de dos habitaciones cerca de las pistas en Valdelinares ronda entre los 90.000 y 140.000 euros. En Andorra el precio se dispara y es complicado encontrar algo que baje de los 200.000 o los 300.000 euros», advierte Recasens.

Instituto de Valoraciones insiste en que ahora es un buen momento para invertir en este tipo de activos. «Los aficionados al esquí están deseando volver a las pistas tras las restricciones provocadas por la pandemia. El panorama es positivo para los propietarios o posibles compradores que están interesados en adquirir inmuebles en estas zonas con el objetivo de obtener rentabilidad a través del alquiler vacacional. A esto hay que añadir las buenas oportunidades de inversión que hay actualmente en el mercado. Además, se debe tener en cuenta que generalmente las zonas donde se ubican las estaciones de esquí no llaman solo la atención de los esquiadores, sino también de todas aquellas personas que buscan pasar unos días en la naturaleza y disfrutar de otras opciones de ocio como el senderismo», destaca Instituto de Valoraciones.

Según los datos de compraventa de viviendas del Instituto Nacional de Estadística, las operaciones en las zonas donde se ubican las principales estaciones de esquí de España han aumentado de forma significativa. En julio de 2021, por ejemplo, la variación interanual en Huesca fue del 53 % y en Lleida del 48 %.

Elisa Flores, agente de la inmobiliaria DeFincas en Mora de Rubielos, asegura que los valencianos que apuestan por esquiar en Valdelinares buscan viviendas económicas. «Se mueven en un rango de precios de entre 50.000 y 70.000 euros. Las opciones ideales son Rubielos de Mora o Mora de Rubielos, que están a poco más de una hora de València y cerca de las pistas. Por 50.000 euros pueden encontrar un piso de dos habitaciones, baño y garaje. Esta es la opción preferida por los valencianos porque una casa de pueblo puede valer entre 30.000 y 40.000 euros, pero después necesita una reforma de 70.000 euros», asegura.

La opción andorrana es para los más sibaritas. Josep Lluis Estruga, jefe de ventas en la oficina de Engel & Völkers en Andorra, explica que los valencianos que se compran un inmueble para esquiar en el país de los Pirineos buscan disfrutar de la nieve en invierno y de la naturaleza en verano. «La mayoría son empresarios o directivos e inversores que buscan apartamentos a pie de pista para alquilar la propiedad cuando no están. Suelen buscar viviendas de dos o tres habitaciones como mucho» y los que no tienen problemas económicos optan por unifamiliares de hasta tres millones de euros. En Andorra, un piso pequeño de una habitación parte de 160.000 euros, de dos ronda los 200.000 y de tres supera los 300.000 euros. Estruga asegura que tras el estallido de la pandemia se han disparado las ventas por el interés por los entornos al aire libre.

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