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Cada vez más amor nacido en el móvil

Las restricciones para frenar el virus y las nuevas tecnologías han aumentado el uso de las aplicaciones de citas. Son, ya, una vía más para encontrar pareja

Diego y David en el parque de cabecera de València. f.bustamante

El amor, en todas sus vertientes, no entiende de barreras. Ni de convenciones. Y la pandemia lo ha vuelto a demostrar. Las restricciones a las relaciones sociales para contener el virus han provocado un aumento de las aplicaciones de citas, que son ya la opción escogida por muchas personas para conocer gente nueva. «Conectar y entenderte con alguien que está detrás de una pantalla es también una experiencia mágica», cuenta Diego, un joven de 22 años que conoció a David, su actual pareja, en Tinder. A finales de agosto del año pasado iniciaron su primera conversación tras el guiño de aprobación, el conocido «match» en la jerga digital. Desde entonces, y van ya casi dieciseis meses, no se han separado.

Alba, con 26 años, venció su rechazo inicial y también decidió registrarse en esta aplicación. Hace dos años que dio «like» a José Miguel, de 27 años. Ahora comparten su vida, una casa, dos mascotas y muchos planes de futuro que los conducirán hasta el sí quiero. «Me recomendó una amiga que lleva cinco años con su pareja de Tinder que entrara. Te puedes encontrar de todo, pero nosotros hemos tenido mucha suerte», relata muy satisfecha Alba. Tinder, Meetic o AdoptaUnTio, ya son una vía como otra cualquiera para encontrar a la media naranja. «Hace unos añosque alguien conociera por una aplicación móvil a su pareja era poco habitual y no se veía bien, pero la sociedad lo va normalizando», explica Alba Navalón, doctora en Sociología por la Universidad de Alicante.

En una situación como la vivida en estos dos últimos años, las nuevas tecnologías han abierto un amplio abanico para las relaciones sociales. De ahí que se haya registrado un incremento de usuarios, especialmente durante el confinamiento. «Somos seres sociales y, debido al miedo al contacto físico, han aumentado los encuentros a través de medios digitales, especialmente para las citas», explican desde el Instituto Espill de Psicología y Sexología. Tinder asegura que esta es la aplicación no relacionada con los juegos que más recaudación obtiene a nivel mundial. Por su parte, en Meetic se subraya que en 2020 observaron un aumento del 26 % en mensajes intercambiados . En este 2021 que está a punto de concluir, se mantenía esta misma tendencia con un incremento del 18 %.

Un estudio del Grupo Conocimiento-Investigación en Problemáticas Sociales de la Universidad Europea de Madrid (UEM) sobre el comportamiento de las personas en estas aplicaciones durante el confinamiento constata un aumento de los usuarios del 13,5 %. Además, el uso de herramientas digitales como Instagram utilizadas con el fin de ligar creció casi un 10 % con la cuarentena. «Durante la pandemia, nuestros amigos se descargaron aplicaciones para conocer gente», comenta José Miguel. «En el confinamiento, ese sentimiento de vacío que las personas sentían antes se sustituye por el de acompañamiento. Las aplicaciones les sirven para luchar contra el aburrimiento o como una manera de gestionar el deseo», explica Jorge Ramiro Pérez, miembro del grupo y profesor de Criminología en la UEM, quien detalla que la investigación se enmarca en otros dos proyectos sobre el uso de aplicaciones afectivo-sexuales en milenials (2018) y Generación X (2020).

En estos estudios se ha observado que la idea de recurrir al móvil para encontrar el amor está «anclada a mitos normativos de las ideas de familia y pareja», afirma Ramiro. El investigador explica que, sobre todo los jóvenes, buscaban formas más líquidas de pareja, es decir, más esporádicas y poco estables. Sin embargo, esta idea empieza a estar un poco más presente en las encuestas durante la cuarentena cuando los usuarios, y también usuarias, reconocían que «les habían ayudado a reencontrarse con el amor», apunta el experto en la materia.

Alba y José Miguel en la playa de la Pobla de Farnals. F.BUSTAMaNTE

Contra la estigmatización

Lo que resulta patente, según Alba Navalón, es que esta manera de relacionarse «ha venido para quedarse». «Los jóvenes en la actualidad hacen un gran uso de las nuevas tecnologías porque son nativos digitales», añade la socióloga. El tabú que rodeaba a las parejas que han surgido por internet se ha ido superando. En la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre relaciones sociales y afectivas en tiempos de restricciones sanitarias hecha pública en octubre, un 46,5 % de los españoles encuestados demostraba una opinión «positiva» sobre el uso de estas alternativas para ampliar el círculo de amistades.

«Ahora he podido contarle a mi madre que conocí a Diego por Tinder sin ningún reparo», admite David. Sin embargo, el estigma continúa en demasiadas ocasiones. «Cierto pudor para entrar siempre hay porque te expones públicamente a que el resto sepa que quieres conocer a gente y eso puede estar mal visto. Mi primer miedo fue que me vieran personas de mi entorno», confiesa Diego, ahora que ha pasado el tiempo.

Sobre estos prejuicios han profundizado Juan Ramón Barrada y Ángel Castro, investigadores y doctores en Psicología, en su trabajo sobre cómo los jóvenes de entre 18 y 26 años encuentran pareja en la actualidad. «El estereotipo es que estas relaciones fomentan el sexo sin compromiso, pero cuando preguntamos cuándo las utilizan encontramos que si bien uno de los motivos es ese, está al mismo nivel que la búsqueda de una relación de corte romántico», cuenta Barrada, profesor en la Universidad de Zaragoza.

¿Cómo es la gente que usa Tinder? Las conclusiones de Barrada y Castro son claras sobre el perfil del usuario más joven. «No son personas con mayor nivel de ansiedad o de depresión, ni con más insatisfacción corporal. No hay diferencias en las dimensiones psicológicas clave. Son como los que van a la panadería», explica Barrada. «Para los jóvenes, Tinder es una herramienta más y la usan en la medida que sienten que la necesitan», remarca el psicólogo.

El estudio también revela que a estas vías también recurren tanto los que quieren una relación fugaz y sin ataduras, como los que persiguen vínculos más duraderos. Igual que en cualquier otro entorno. «Si una persona dijera que está en Tinder y yo estuviera buscando una relación a largo plazo, no tendría ningún motivo para salir espantado», cuenta Barrada. Desde el Instituto Espill añaden: «Lo que se pretende depende de cada uno, como también ocurre cuando se conoce a personas de manera presencial». Por eso, David y Diego, y Alba y José Miguel coinciden en que la comunicación es importante.

En las redes, como en la vida real, también hay que seducir. Angels Ramis, copywriter y asidua de las aplicaciones de citas, utiliza recursos de redacción para elaborar su perfil. Así lo explica en su libro digital «Técnicas de escritura persuasiva para ligar en Internet». «No intentes crearte un personaje, recurre al sentido del humor, transmite seguridad. El texto llama la atención porque la gente no suele dedicarle tiempo», aconseja Ramis.

La importancia de la educación

Al análisis sociológico, se añade también el interés por parte de la psicología y de la sexología de estudiar este fenómeno. «La era digital forma parte de nuestra vida. Cada vez son más las personas que se conocen a través de estos canales con resultados muy satisfactorios. El problema no es la interacción digital, sino la calidad de la relación», defienden desde el Instituto Espill. Guillermo Dalia, doctor en Psicología Clínica, señala el impacto negativo que pueden tener estos recursos si los utilizan adolescentes o personas con problemas de conducta, pero admite que conoce a bastantes personas que han recurrido a ellos y han tenido buenas experiencias. Desde el Institut Espill advierten de que cada vez atienden a más pacientes que sufren por el impacto emocional de las relaciones surgidas por Internet, y recuerdan la importancia de la educación en salud afectivo-sexual, en identidad digital y en responsabilidad afectiva. «Las emociones y los sentimientos pueden ser muy intensos en el mundo «online», las personas se ilusionan, disfrutan del contacto y sufren el abandono», admiten.

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