El consumo anual de agua en la demarcación del Júcar duplica la cantidad actual de la embalsada

El consumo anual de agua en la demarcación hidrográfica del Júcar es de algo más de 3.000 hectómetros cúbicos al año, según las estimaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). Esta cifra es prácticamente el doble de la cantidad embalsada actualmente en los embalses de la cuenca que, a fecha del pasado lunes, era de 1.490,00 hm3. Están al 52,66 % de su capacidad total, cuya cifra asciende a 2.829,7 hm3, una cifra inferior en 170,3 hm3 al consumo anual de agua.

Es cierto que toda el agua que se consume no procede únicamente de los embalses; está, también, la que se extrae de los pozos y manantiales subterráneos, aquella que se reutiliza tras el consumo y el indicado tratamiento (agua desalinizada o regenerada), así como la de las lluvias que, aunque escasas en este año pluviométrico, también realiza su aportación. Debido a la falta persistente de precipitaciones, la cuenca del Júcar decretó ayer una "situación excepcional por sequía extraordinaria" y se anunció que, en el mes de mayo, se revisará si se aplican restricciones para el riego; una actividad que consume el 80 % del total de los 3.000 hm3. Por su parte, el uso urbano -tiene prioridad sobre el resto- utiliza el 16 %, mientras que la cantidad restante (4 %) corresponde al uso industrial.

Las restricciones al riego por la sequía extraordinaria se posponen hasta mayo

Sin embargo, desde la CHJ asegura que "la campaña de riego está garantizada" en los sistemas del Júcar y, probablemente, del Túria; aunque la declaración hecha el martes abre la posibilidad a que la cuenca del Júcar pueda solicitar al Ministerio la aplicación de restricciones para el regadío. Una situación diferente podrían vivir los usuarios de aguas superficiales de los ríos Sènia, Palancia, Serpis y Millars, aunque las fuentes de la CHJ se muestran cautos, a expensas de "ver cómo evoluciona la primavera antes de tomar medidas" al respecto. "Por el momento, se ha pedido a los regantes austeridad en el uso de los recursos y algunos ya están sufriendo restricciones por la baja disponibilidad del recurso", explican. Estos sistemas con embalses más pequeños, como los del Sènia y el Palancia, o los que no tienen, "son los sistemas donde los efectos de la sequía se manifiestan de forma más rápida".

La preocupación no está solo en la actual campaña, sino en las futuras porque si no llueve a lo largo de este año, la situación se agravará en las próximas campañas. Además, ante la falta de lluvias, los agricultores demandan más agua porque sus cultivos lo necesitan. Así lo confirman desde la Acequia Real del Júcar (ARJ): "En el balance del consumo anual, que revisamos cada mes, vamos por encima del pasado año debido a las condiciones climatológicas", subraya Ana Ferrer, la vicesecretaria de la ARJ.

Ahorro preventivo

La falta de lluvias no es una problemática puntual; "escenarios de sequía se van a dar siempre", apuntan desde la confederación. Por eso, aseguran que lo recomendable "es ahorrar a lo largo de todo el año" con la premisa de mantener la mayor cantidad de agua posible en los embalses y acuíferos. "Un sistema sano y en buen estado es más resiliente", defienden, a la vez que remarcar la resiliencia de los sistemas del Júcar y el Túria que resisten, a pesar de estar viviendo uno de los años más secos en los últimos 30 años. En este sentido, durante los últimos años, se han realizado actuaciones y obras -algunas sin completarse- para contrarrestar esta situación, como una red de pozos de sequía, conducciones para aprovechar el agua de las desalinizadoras y sistemas de control que garanticen un buen uso por parte de los usuarios.

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