Ser una estrella de Hollywood es mucho más que tener una cara bonita y saber posar para las cámaras. Su oficio se fundamenta principalmente en interiorizar los personajes de un guión, creérselos e interpretarlos bajo las órdenes de un director. Y, lo más importante: los espectadores también tenemos que creérnoslos.

Tal vez, por esta razón, los actores y actrices decidan convertirse también en personajes de ellos mismos y cambiar sus nombres de pila por otros artísticos con más gancho, más fáciles de deletrear y recordar, e incluso para ocultar su pasado. Al fin y al cabo, nunca dejan de actuar en ese gran teatro llamado Hollywood.

Los cambios de nombre se dan desde el más primigenio origen del cine, cuando el celuloide era en blanco y negro y los intertítulos sustituían las voces de los intérpretes. Sin embargo, fue una actriz, Norma Jeane Mortenson, la que decidió llevar al límite su figura y convertirse en un producto cultural sin precedentes, siendo portada de revistas, protagonizando películas de todo tipo, e incluso intentando seducir a las altas esferas del Gobierno de Estados Unidos. Por supuesto, hablamos de Marilyn Monroe.

La rubia más deseada no fue ni la primera, ni la última, pero sí sirvió como punto de inflexión para que otras estrellas la emulasen. Los cambios de nombre están a la orden del día en el mundo del cine. Recopilamos los más llamativos y las historias que hay tras ellos.

Woody Allen

El aclamado director neoyorquino, cuatro veces oscarizado y que logra sacar al mercado una película al año desde 1969, se llama en realidad Allan Stewart Königsberg. De familia judía con ascendencia austriaca y rusa, Woody decidió que su nombre original no era "lo suficientemente gracioso". De hecho, su nuevo pseudónimo vino acompañado de otros rasgos característicos: gafas gruesas de pasta, humor ácido y melancólico, fuerte atracción por la vida de Nueva York... Todo ello para crear un personaje de sí mismo, en una época en la que el director se dedicaba a actuar en público como monologuista. Sus años de juventud sirvieron para labrarse una imagen muy singular, que es la que ha perdurado durante décadas. Todo un éxito.

Rita Hayworth

La inolvidable protagonista de ´Gilda´ fue todo un icono erótico de la década de 1940 y una de las mujeres más deseadas de todos los tiempos. De padre sevillano y madre inglesa, puede percibirse su origen ibérico en su auténtico nombre: Margarita Carmen Cansino Adorna. Tuvo una carrera cinematográfica brillante y realmente estuvo en lo más alto, pero tuvo unos comienzos muy duros. Fue bailarina en México junto a su padre, donde se hizo llamar Rita Adorna. Fueron sus peores años, pues sufrió de abusos sexuales paternos durante años. Tiempo despúes, adoptó el apellido materno, Hayworth, para intentar borrar su tormentoso pasado. Su cambio de nombre vino acompañado de una verdadera transformación en su vida, ya que se casó con el magnate Edward Judsen -el primero de sus cinco maridos- y se catapultó al estrellato con sus primeras películas.

Nicolas Cage

El protagonista de ´Leaving Las Vegas´ siempre ha querido evitar cualquier tipo de referencia directa con su familia. Su verdadero nombre, Nicolas Kim Coppola, deja claro que pertenece a la poderosa saga de artistas, encabezada por el gran Francis Ford Coppola. A diferencia de su prima Sofia, que luce con orgullo el apellido familiar en todas las películas que dirige, Nicolas prefirió refugiarse tras un escueto "Cage" (procedente de un superhéroe) y evitar que le acusaran de estar en el mundo del cine por lazos familiares y no por méritos propios.

Demi Moore

Recordada por sus grandes papeles en ´Ghost´ o ´Algunos hombres buenos´, Demi Moore es actualmente objeto de polémicas en redes sociales y revistas por su vida amorosa. Una de ellas surgió cuando en Twitter se hizo llamar '@mrskutcher', en alusión Ashton Kutcher, con quien mantenía una relación sentimental. Cuando la pareja rompió, pasó a llamarse ´@JustDemi´, "sólo Demi". Pero ni tan siquiera ese es su nombre, ya que en realidad es Demetria Gene Guynes. Tras su adolescencia, Demi abandonó sus estudios por su afán de ser actriz. Antes de llegar a serlo, hizo de modelo en sesiones de fotografía erótica bajo el pseudónimo de Vivianne Pollentier, justo antes de que diera comienzo su carrera cinematográfica y se decantara por un nombre escueto y fonéticamente agradable.

Nicole Kidman

La actriz ha confesado recientemente que su nombre de nacimiento es Hokulani. Este nombre es originario de la región en la que nació, que no fue ninguna ciudad recóndita de Australia, sino Honolulu, Hawai. La madre de la actriz escogió este nombre por su significado: "Mi madre me puso Hokulani, que significa 'estrella celestial´", ha asegurado.

Cambios de nombre en España

El uso de nombres artísticos en Hollywood es una más de las excentricidades y peculiaridades que caracterizan a sus estrellas, pero su práctica no se limita a Estados Unidos. En España, una pequeña Josefa Flores González encandiló al país bajo el nombre de Marisol (que en su etapa adulta pasó a llamarse Pepa Flores), una María Paz Campos Trigo decidió eliminar la curiosa coincidencia de sus apellidos por un reducido Paz Vega, y un Javier Ángel Encinas quiso cruzar el charco apoyándose en su madre y tomando el nombre de Javier Bardem.

Sin embargo, el cambio de nombre más radical, tanto en el cine patrio como en el extranjero, fue el de Sara Montiel, quien se llamó en realidad María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández.