Emocionado y muy agradecido, el actor cubano Rubén Cortada, se despide de la serie que le ha lanzado al estrellato en nuestro país, 'El Príncipe'. La ficción, que ha conquistado a miles de espectadores, está llegando a su recta final con un desenlace que dejará a todos con la boca abierta.

Para el guapo intérprete, su personaje Faruk, ha supuesto un antes y un después en su carrera profesional. Hasta entonces había conquistado las pasarelas como modelo y hecho sus pinitos en la interpretación, pero su papel en la serie de Telecinco cambió su día a día por completo.

Abrumado por la fama confiesa que es la parte más negativa de ser conocido, pero después de dos años dice estar más "tranquilo". Su físico le ha convertido en uno de los actores más deseados de la televisión. Tímido y muy celoso de su vida privada, asegura que es ahora cuando empieza a ser conocido en su tierra, Cuba. Tras 'El Príncipe', Cortada ha protagonizado la serie de TVE 'Olmos y Robles' y aparecerá en la próxima tvmovie de Telecinco 'Lo que escondían sus ojos' junto a Blanca Suárez.

PREGUNTA (P): ¿Se va a cumplir la frase es famosa frase que dice que "en El Príncipe todo termina en agua salada"?

RUBÉN CORTADA (RC): A mí me gustaría por hacerla más seria.

P: ¿A ti te gusta el final dramático entonces?

RC: Sí, me gusta el final dramático, lo otro es lo obvio, es lo que quieres pero para eso sería una película de domingo por la tarde. La gente ama estos personajes, hay mujeres que quieren ser como Fátima, otros que quieren ser agentes del CNI como Morey y otros narcotraficantes como Faruk (ríe). No es que me sienta orgulloso de ello pero eso significa que llega a la gente.

P: También puede triunfar el amor...

RC: Sí, también, es una posibilidad, porqué no. Libertad de expresión, a mí me gusta que la gente se involucre y que lo recuerden, hay que tener cuidado con eso.

P: ¿Crees que recordaremos más a Faruk si muere en un tiroteo?

RC: A mí me gusta que se rompa la estructura, el surrealismo me parece maravilloso. Ese tipo de cosas me gustan.

P: Trabajar con un final ya marcado ¿os ha facilitado a vosotros vivirlo con mucha más intensidad?

RC: Sí porque ya sabes que se está acabando la canción y que posiblemente sea la última vez que bailes con esa persona. Entonces, dentro del personaje le estas dando las gracias a tus compañeros. Ha sido muy triste.

P: ¿Lloraste en el final como José Coronado?

RC: Me dolió mucho, lloré rodando el final también. Ha sido muy bonito.

P: Han sido dos años de personaje y de camino personal ¿cómo has cambiado y qué has aprendido en este tiempo?

RC: Mucho, El Príncipe me exigió un nivel de investigación y lectura que se multiplicó. Antes era autodidacta, lo que me interesaba lo buscaba pero ahora el ritmo de aprendizaje es mucho mayor, todos los días aprendo algo nuevo y eso me lo ha dado Faruk.

P: ¿Rodar cuatro finales descoloca un poco como actor o te ayuda a quedar más satisfecho?

RC: Es la oportunidad de vivir cuatro finales, hacer que por una casualidad, pensada por los guionistas, todo cambie y así hasta cuatro veces. Es de agradecer.

P: ¿Qué tal llevas lo de la fama?

RC: Mal, aunque cuando es una mirada desde el cariño es bonito, no me lo merezca porque no nos conocemos. Pero después tiene otro punto en el que confunden persona con personaje y eso no lo entiendes hasta que no eres actor.

P: ¿Por qué dices que El Príncipe te lo ha dado todo como actor?

RC: Te pone a un nivel casi de protagonista. Lo siguiente que hice fue Olmos y Robles y no me lo hubiesen ofrecido si no hubiese hecho El Príncipe, aunque la directora de casting o el productor me conocieran. Es un privilegio y una locura.

P: ¿Supone un antes y un después en tu vida y en tu carrera?

RC: En todo, lo que aprendes y a los sitios que te lleva, el desafío es enorme. Soy un privilegiado, estoy viviendo un sueño como actor, pero como persona es un desastre, miro para atrás todo el tiempo por si hay una cámara.

P: Pero eso va en el sueldo...

RC: Sí, forma parte de ello, significa que estas. El sistema está montado así y eso da de comer a mucha gente, sacrificas un poco y ya está. Debería haber una balanza, estipular unos límites, pero entiendo que hay gente que come de eso y al final a mí no me afectan esas cosas.

P: Pero ahora estas más tranquilo en ese aspecto ¿no?

RC: Sí lo estoy.

P: Tiene sentido que de repente fuera un tsunami para ti al ser nuevo...

RC: Sí, yo creo que fue El Príncipe, más que El tiempo entre costuras que fue lo primero. Era algo curioso, era el boom.

P: ¿Qué te gusta hacer cuando no estás trabajando?

RC: Ahora hace mucho que no voy al gimnasio, cuando tengo tiempo voy a jugar al tenis, pero fuera de eso estudio. Busco divertirme también.

P: ¿Para el amor te queda tiempo?

RC: Sí.

P: ¿Eres enamoradizo?

RC: El amor es el motor de todas las personas.

P: ¿Tu corazón está ocupado ahora?

RC: Yo prefiero no entrar en esos terrenos, esas arenas movedizas, prefiero evitarlo.

P: ¿Te impacta ver tu foto en una carpeta de una adolescente?

RC: No lo he visto, supongo que las habrá pero no lo he visto. Si les ayuda a seguir adelante... todos fuimos adolescentes. Ahora nos reímos pero todos lo hicimos. A mí me gustaba Liz Taylor como belleza. Las chicas sobre todo, en mi época, tenían los Back Street Boys, Tom Cruise, Brad Pitt, Leonardo DiCaprio... Salvemos las distancias conmigo (ríe). Es bonito.

P: Al principio decías que cuando volvías a tu casa, a Cuba, te olvidabas de todo esto ¿te sigue pasando?

RC: Ya no, en Cuba gusta mucho El Príncipe. El mundo musulmán se daba en los noticieros muy poco, era la referencia que yo tenía hasta que llegué a Europa y me puse a estudiar ese mundo. Pero en Cuba se hablaba muy poco del mundo musulmán, ahora con El Príncipe sí y eso que estaba involucrada en políticas. Ahora ya me conocen en mí tierra, me ven por la calle y me paran.

P: ¿Cómo estás viviendo todo el proceso de apertura política en tu país?

RC: Muy bien, eso es beneficioso en todos los sentido, el intercambio y el abrirse se agradece en todos los sentidos. Los países tienen mucho que ofrecer y las culturas también, porqué cerrarnos.

P: ¿Qué tal te acogió Madrid ahora que estás asentado?

RC: Yo llegué hace diez años a Madrid, iba por debajo de tierra al aeropuerto para irme a Barcelona y en Madrid hacía mucho frío, nunca habíamos visto ese tipo de árboles, no se veía nada. Por trabajo fui viniendo a Madrid y me encantaba. Madrid siempre me regalaba una historia, una locura, siempre me dio buen rollo.

P: ¿Ya no te mueves de aquí?

RC: Me gusta mucho Madrid, me parece una ciudad con características para vivir toda la vida, la libertad que hay me parece maravillosa, la oferta cultural, la gastronomía, para mí lo único que le falta es el mar, ya sería una locura. Es la metrópolis de España, con Barcelona competía pero esta se está cerrando cada vez más en nuestro campo, ha bajado mucho y es una lástima porque es un sitio maravilloso con gente muy bien preparada, toda esa calidad está viniendo a Madrid.

P: ¿Qué más proyectos tienes?

RC: Además de la mini serie Lo que escondían tus ojos, hay más propuestas pero nada cerrado todavía, una serie y una película. Hay una que me interesa mucho, rodada en inglés, pero no puedo decir más. Esa sería muy interesante, porque el personaje me gustó.

P: ¿Dónde ha quedado ahora la moda en tu vida?

RC: Le tengo mucho cariño a mucha gente con la que trabaje, compañeros, la moda está ahí pero ya solo hago acciones para colaborar.

P: ¿Echas algo de menos?

RC: Viajar, era una maravilla. Lo hacía por eso. Trabajar es una locura. Lo de la moda la gente lo ningunea pero es una locura.

P: ¿Qué tal el rodaje de Lo que escondían tus ojos?

RC: Muy bonito, muy elegante y poderoso. El director tenía una idea muy clara, que era realmente como estaba pasando. La perfección por encima del caos. Conocí gente muy interesante. He buscado y leído mucho porque hago del Ministro de Exteriores en plena Guerra Mundial. Es un regalo, aunque es difícil hacer de un personaje real.

P: ¿Qué tal con Blanca Suárez?

RC: Muy bien, es una chica tranquila, normal, como todas.

P: Estás más delgado ¿te exigen los papeles muchos cambios de físico?

RC: Con respecto a este papel sí, porque yo estaba muy fuerte. Lo de la altura iba a ser complicado adaptarlo, pero lo del peso... era un tío más bien delgado. Ahora como poco, cuando puedo, a mí me gusta dar lo mejor de mí.

P: ¿Tienes ganas de volver a Cuba?

RC: Hace mucho que no voy.

P: Quitando la parte negativa ¿qué te llevas de Faruk?

RC: Todo, Faruk es todo, ha supuesto un antes y un después, era el todo o el nada, o iba sin miedo o no iba. Hay momentos en la vida en los que tienes que tomar una decisión y ese era uno.