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Carlos Maldonado (Talavera de la Reina, 1990) llegó ayer a Valencia con una apretada agenda, entre la que figuraba la firma de su nuevo libro de recetas de cocina. El ganador de la última edición del programa Masterchef, que ahora participa en otro programa de cocina, Cocineros al volante, es sabedor de la fama que ha logrado con su «bocata de calamares», pero tiene los pies en el suelo y asegura que aún no es nadie en el mundo de la cocina, donde le queda mucho por aprender.

Ganador de «Masterchef», escritor de un libro de cocina.... ¿Cómo le ha cambiado la vida en muy poco tiempo?

La verdad es que sí. Se puede decir que lo del libro de recetas es la guinda a un pastel que empezó hace un tiempo y que ha sido toda una experiencia. Jamás me imaginaba escribiendo un libro en el que hay un poco de todo, recetas mías, inventadas, y las realizadas en el programa.

Ahora va de programa en programa, de «Masterchef» a «Cocineros al volante», de concursante pendulario...

A Cocineros al volante no llego con la intención de competir sino en plan reivindicativo. Yo sé de donde vengo, de la calle, de la venta ambulante. Y lo que quiero demostrar es que la venta ambulante es muy digna y que la calidad también se puede dar en la calle.

¿Lo suyo ha sido talento o suerte?

No creo para nada en el talento innato. Yo creo que las cosas se logran a base de trabajo. Hay que dar clases, practicar, probar cosas... Las cosas no pasan porque sí, sino que hay que trabajarlas mucho para que te salgan bien. Y también hay que tener un poco de suerte, claro.

¿Ganar «Masterchef» le confirma o, por el contrario, considera que le falta mucho por aprender?

En la cocina siempre se está en proceso de aprendizaje. Para nada. Yo soy un proyecto de cocinero. Y aprender se puede aprender tanto de los grandes como Martín Berasategui o Daniel Muñoz, como de cualquier cocinero del bar de la esquina que sepa hacer las cosas bien. A mí me encanta comer, y eso es fundamental para que te guste la cocina. Insisto, creo que en la cocina siempre se está aprendiendo y formándote en cada momento.

Los de Diamante de Madrid llevan años haciendo bocadillos de calamares, y llegas tu y con eso triunfas....

Ja, ja, ja. Es verdad. Eso quiere decir que en la cocina funcionan las cosas tradicionales, aunque luego hay que llevarlas al límite o darle una vuelta. Siempre tienes que mantener la esencia, como en un bocadillo de calamares, pero luego hay que darle otra forma que es lo que yo hice.

¿Qué piensa del popular «León come gamba» de Alberto?

Alberto le puso mucha imaginación al asunto, pero en ese momento no era lo que él quería representar y le salió eso. Yo creo que él quería dar un golpe sobre la mesa pero no le salió bien del todo. Para mí fue una mera anécdota del programa, nada más.

¿No cree que hay demasiados programas de cocina en la actual televisión, que suena a moda pasajera?

Creo que por una parte es bueno, porque sirven para dar a conocer ese mundo y para que los chavales puedan aprender. Pero por la otra se está explotando demasiado y el globo puede explotar ya que la gente se puede saturar. Pero me quiero quedar con que el fin es bueno.