Jesús Vázquez se encuentra en uno de los momentos más dulces de su vida. Enamorado de su marido y feliz con la nueva edición de La Voz, el presentador no le pide más al futuro, solo quedarse como está. A punto de cumplir 50 años el próximo mes de septiembre, el rostro de Telecinco ha concedido una entrevista muy sincera a Lecturas donde trata a todos los fantasmas de su pasado, eso sí, desde la idílica Isla de Pascua.

Y es que ha habido momentos en la vida de Jesús que su sonrisa se ha borrado de su rostro. Su infancia no fue del todo fácil, aunque tenía el cariño y amor de los suyos, el acoso escolar fue brutal: "Sufría mucho por el tema de mi homosexualidad. Sentí mucho acoso, insultos y la violencia de algunos", explica a la citada publicación.

Una experiencia que cambió cuando cumplió 18 años y pasó a la universidad. Allí comenzó la carrera de Veterinaria pero en tercero se dio cuenta de que el mundo de la televisión era lo suyo. Dejó sus estudios para disgusto de sus padres y comenzó Arte Dramático. El ambiente de la capital y la Movida madrileña fueron otro de los grandes descubrimientos de aquella época: "Conocí a gente de todo tipo y me empezó a gustar ese ambiente tan libre, experimentábamos con todo".

De terminar su carrera con buenas notas pasó a sus inicios en Telecinco con Penélope Cruz. Un nuevo mundo para el que no estaba del todo acostumbrado: "Nadie te prepara para ese golpe de fama que tanto te cambia la vida. Hasta que la vida te pone en su sitio".

La vida se rompió en dos para Jesús en el año 1995 cuando empezó el caso Arny. Un proceso judicial contra una serie de hombres por supuestos abusos sexuales a menores: "Nos acusaron cuando yo jamás había estado en el Arny ni en ningún otro local de ese tipo", confiesa a Lectura y añade: "Aquello me costó la vida. Además no sabía cómo defenderme porque ni siquiera sabía de qué me hablaban. Jamás había estado en ese local, ni conocía a nadie de quien me hablaban, ni a los dueños. Sentí una impotencia terrible".

Un horror que se junto con la triste pérdida de su madre: "Perderla fue lo más trágico de mi vida. Ella estaba delicada de salud y, aquello, como fue un proceso de más dos años de instrucción, no lo pudo superar. Aunque ella lo sabía, murió antes de que mi inocencia fuera oficial. Fue terrible".

Pero, finalmente, la justicia absolvió al presentador y su pesadilla terminó: "Sé lo que es tocar fondo y empezar de nuevo. Ahí comenzó la mejor etapa de mi vida". La vida de Vázquez comenzó a encauzarse aunque el dolor siempre ha continuado: "Tengo el nombre de la jueza instructora grabado, jamás voy a volver a pronunciarlo".

Veinte años después, Jesús vive su mejor momento junto a su marido y representante, Roberto Cortés. Ya no piensa en tener hijos aunque se emociona con los más pequeños de La Voz Kids: "Trabajar con niños me encanta, tienen una verdad y una inocencia que me llega al alma".

Ahora, La Voz es su presente y no duda en hablar para Lecturas de la rivalidad existente entre los coaches: "Hay rivalidad porque son muy artistas y todos quieren ganar. Pero se llevan muy bien, se conocen muy bien, han trabajado juntos casi todos".