Jordi Évole regresa este domingo con ´Salvados´, convencido de que el periodismo vive un momento "extraordinario" en el que confluyen las "ganas de saber" del público con unos profesionales que han salido de su "burbuja" y se aproximan a la calle, como él quiere hacer en su programa.

"A veces nos obsesionamos por tener al político de turno, y luego tampoco te aporta tanto. Te da más la gente que te cuenta su historia en la calle", explica en una entrevista con Efe el director y presentador de ´Salvados´, el espacio que se convirtió en referente informativo para más de 3 millones de personas en la pasada temporada con su acerado e irónico retrato de la crisis.

Ahora vuelve este domingo a La Sexta (21:30 horas) preguntándose por qué no "peta todo" en una sociedad que vive al límite de sus posibilidades, y para ello cuenta con el escritor Arturo Pérez Reverte, quien, según explica Évole, resume el carácter español señalando que, "si hubiese una revolución, lo primero que haríamos sería salir al balcón para ver si nos han quemado el coche".

Además del conformismo o la resignación, ´Salvados´ también mostrará en su regreso cómo la crisis ha servido para que crezca la solidaridad a través de "redes sociales auténticas, con personas que se ayudan", explica Évole, que ha visitado el barrio barcelonés de Ciudad Meridiana, conocido como ´Villa desahucio´, y donde se organizan donativos para pagar el comedor escolar a muchas familias.

´Salvados´, que la pasada temporada cobró gran notoriedad con casos como los dedicados a la investigación del accidente del metro de Valencia de 2006 o a las empresas eléctricas, quiere seguir "explorando los límites y seguir asumiendo riesgos", explica su director.

"No queremos apalancarnos", afirma Évole, que se siente un "privilegiado" por contar con medios para hacer un programa como el suyo, que además cuenta con el "total apoyo" de la cadena.

"Es necesario que un programa como este, que se mete en algún jardín de vez en cuando, tenga detrás a directivos que den la cara por ti", apunta el director de ´Salvados´ acerca de las críticas de la patronal eléctrica Unesa por no haber incluido su testimonio en el programa dedicado a las tarifas de electricidad.

"En cada programa hay muchas entrevistas que descartamos, y nadie se ha quejado como ellos", recuerda el periodista catalán, que reconoce que cada vez le "cuesta más" recurrir al humor que caracterizó en su día a ´Salvados´.

"El programa ha perdido tono humorístico para ganarlo en periodístico, pero nunca ha perdido un barniz irónico", explica Évole, quien recuerda que en su equipo, de 35 personas, hay gente que viene del documental, del cine, del humor o del periodismo más "ortodoxo", como fue su caso antes de convertirse en ´El follonero´, que interpelaba a Andreu Buenafuente en sus programas.

Con ese espíritu afrontarán esta temporada temas como el del espionaje a los ciudadanos del país o que recogerá el programa titulado "Camino de corrupción", que intentará "descifrar los circuitos que consiguen corrompernos", señala el periodista.

"Salimos a la calle y retratamos lo que vemos, ya sea perjudicial para uno o para otros", añade Évole, para quien el periodismo como profesión vive un "momento extraordinario", aunque "fatal para el negocio periodístico".

"El periodismo está tan mal que ha perdido hasta el miedo, porque la mayoría de periodistas han salido de una burbuja para darse de bruces con una precariedad en su trabajo que les aproxima al ciudadano de a pie", añade.

Reconocido con el premio Ondas, el de la Academia de Televisión y el Manuel Vázquez Montalbán de periodismo, uno de los que más ilusión le ha hecho "por el nombre que lleva", Évole no deja de estar "cargado de responsabilidad" ante los datos de audiencia, y eso que confiesa que siempre creyó que ´Salvados´ sería "un programa de minorías".

Y resume su trayectoria recurriendo a un testimonio de la calle: "Un señor me decía que 'Salvados' es un error del sistema, que nos hemos colado y ya no nos pueden tocar, porque al mismo tiempo a los de arriba les va bien, porque da la sensación de que se puede hablar de todo en la televisión".