Es un rumor. Hagámosle caso al rumor. A este rumor. Mariló Montero prepara la bolsa de sus trastos y se lleva su burra ineptitud de La 1, recuérdese, de TVE, es decir, de la pública, o sea, palabras mayores por mucho que su dirección parezca trabajar cobrando del enemigo o, siendo justos, con consignas llegadas en sobres por la mañana de la calle Génova de Madrid, donde habita el PP.

Pero no hablemos un día más del desastre de unos informativos en pie de guerra porque el hedor se hace insoportable hasta para los trabajadores, que este fin de semana se echaban a la calle contra la manipulación y en defensa de RTVE, noticia que Pedro Carreño, editor y presentador, despachaba en 18 segundos, de carrerilla, y sin mentar el meollo, la manipulación, es decir, fuego al fuego. Pero hablemos de Mariló, que dicen que se va. En España tenemos muchas cadenas, unas con un perfil, otras con otro. Y todas, a estas alturas, con sello propio. ¿Cuál sería la cadena en la que una mente como la de la señora Mariló encajaría sin desentonar? Así es. Mariló Montero, de irse, se va a Telecinco. Ahí seguro que se mueve como la cabra por las ramas pinchosas del argán.

Lo mismo puede ser tertuliana dicharachera en Un tiempo nuevo, que en las últimas semanas ha asomado la patita de su descrédito hasta el punto de dedicarle horas de privilegio a vulgares invitadas como La Pechotes, menos conocida como Isabel Mateos, o como experta en chonis en el debate de Gran Marrano. Seguro que allí nadie se llevará las manos a la cabeza si dice que «una mujer sola está como desprotegida porque no tiene un hombre al lado que la proteja ». Yo creo que Mariló se lo hace, ¿no?.