Santa Llúcia es una joya del XVII con portada barroca de piedra, la huella de lo que fue una torre de vigilancia, pozo y hospedería de peregrinos. La montaña recibe el nombre de un santo un tanto olvidado „Sant Benet„, pero el 13 de diciembre, la gente sigue peregrinando a la ermita de la protectora de la vista. La vista, desde aquí, fabulosa. El matorral no amarillea, agónico, como en otras sequías más severas: llovió, un poco, dos días seguidos y aunque Irta „su perfil costero único„ se esconde tras unas lomas, puedo ver su faro y el misterioso hotel solitario con pintas de refugio nuclear que siempre estuvo ahí.

La playa de Les Fonts, con su urbanización, su club náutico, sus chalés de extranjeros y su excelente paseo marítimo, tiene también una discoteca de las rutas más duras, Kalymnos, nombre de una isla griega alumbrada por los volcanes: como las Columbrets, a las que se puede ir desde este puerto.

Las playas de Alcossebre tienen altas calificaciones. Con razón. La de las fuentes esta demasiado urbanizada para mi gusto, pero conserva sus manantiales en el mar. De agua dulce. El pie se hunde en el surgidor y parece que uno va a ser absorbido: marshy ground, advierte el letrero. A diez quilómetros del municipio del que es parte „Alcalà de Xivert„, Alcossebre quedó despoblado varias veces: sólo el turismo le dio carta fundacional por encima del Temple y Montesa de las que obtuvieron licencia para embarcar mercancías (platja del Carregador). En invierno, no quedaba nadie, salvo los pescadores: Lo Calà y Lo Cossebre.

Ahora todo es muy distinto: las terrazas están llenas. Se oyen un puñado de idiomas, empiezan a desfilar los platos de raciones y suena el acordeón de un músico callejero. Algunas villas muy hermosas como Villa Luisa. Un infotourist de celosías de acero o aluminio, como un cesto agujereado y futurista. Día luminoso.

Vamos a comer por la zona de Tropicana, una de las playas más afamadas, con un enorme camping dependiente del Consell y otro privado, con un buen palmeral. Pinares litorales protegidos por grandes dunas con pasarelas de madera. Las dunas se erizan con otros pinos de primera línea, retorcidos como un sapo y hermosos como un príncipe. Algún pescador de caña.

Nuestro guía local nos advierte que este es el lugar perfecto para pasar inadvertido: «Yo tenia casa en Benicàssim, que es más residencial que turística. Benicàssim da el caché porque allí está todo Vila-real». Las playas del sur se suceden como frutas apetecibles: tres caletas llenas de encanto y hechas del mismo material „roca detrítica, corroída„ que la costa de Irta, que quedará para otra visita. Volvemos al Voramar, el hotel más cinéfilo de España, el de Novio a la vista de Berlanga, y subo al Palasiet, el hotel, para gozar de sus jardines densos.

Dormir - hoteles y paradores

Hotel Sancho III

Alcossebre. Cerca de la playa de Les Fonts. Tres estrellas. Excelente piscina. 70 euros, la doble. 964 414 136.

Comer - restaurantes

Can Roig

Alcossebre. Restaurante al sur, junto al camping Tropicana. Arroces y cocina marineros. Gastrobar. Buena carta de vinos. Excelente menú de 25 euros. Buen jardín. 964 412 515.