Pero aceptada de inmediato. Me encuentro a todo un notable de la política de años pasados que vuelve a ser maestro de escuela: me cuesta reconocerlo con el sombrero de paja encasquetado. Y lo mismo a un colega periodista que rasga un 'guitarró' en un conjunto de 'Cant d´estil'. Nos quedamos a escuchar una canción y luego nos detenemos ante el puesto de encajes. Hay una asociación local de encajeras que aprenden y enseñan la técnica de los bolillos, una estupenda ocupación que templa el pulso, entretiene las horas y puede aportar algún dinero. Los abanicos de encaje, con varillado de nácar o palosanto, se pueden conseguir a partir de 250 euros: es un todo un agasajo postinero, que dice el chotis.

Los niños, con camiseta amarilla, recorren las calles de Algar, en dirección a la propia escuela del pueblo que tiene enfrente el Casal Jove, se detienen ante los puestos de libros, tebeos y cuentos ilustrados (según edad y preferencias), o contemplan en la explanada a otros chicos, como ellos, coronando la torre humana de la 'muixeranga' con los brazos abiertos, dispuestos a volar. El moderno auditorio está dedicado a Joaquín Rodrigo.

La plaza Mayor de Algar tiene empaque y armonía. Una iglesia con torre robusta, del siglo XVIII, dedicada a la Virgen de la Merced, que también es la patrona, y un ayuntamiento muy puesto, articulan un conjunto urbano sin tacha. No son los únicos edificios de calidad, pues los hay por casi todas las calles, incluso hacia las afueras, convertidas algunas en hotelitos rurales. En la sede de la vieja cooperativa preparan dos grandes paellas. Hay que apuntarse y pagar para tener acceso a tu propia ración. Algunos grupos llevan los platos en volandas sobre la mesa trasladada en procesión, por supuesto, profana.

Por la tarde habrá más actuaciones. También nosotros paramos a comer en La Brasa, a la entrada del pueblo, de donde van saliendo las paellas de carne con muy buen aspecto.

En los bancos del río, las únicas huertas clásicas, las que se riegan a manta y por gravedad, no muy grandes, pero tampoco de las más pequeñas. Muchos nísperos. Dicen que nísperos y caquis llegaron a nuestras tierras siguiendo la dorsal del Palància, y, en efecto, llegan, numerosos, hasta Sagunt. La última vez que el Palància corre como un río es en la vecina Sot de Ferrer, donde aún trota encajado o se despeña por rampas de piedra pulida, formando arabescos de cristal. En Algar termina el considerable poder gravitatorio de Sagunt y su Puerto, y a partir de aquí la gente ya habla castellano con salsa aragonesa. El agua que corría es enjaezada, sumergida, llevada a redes urbanas, cisternas y estanques. Una larga y variada descendencia en la que se anihila al progenitor, pero esa es una historia que les contaré otro día y que implica también a la vecina Alfara de la Baronía.

€Comer

Restaurantes

LA BRASSAEn Algar de Palància

. Restaurante con terraza que sirve tapas y platos bien resueltos y sencillos. Paella por encargo. Carta de vinos suficiente. 15/20 euros por persona. Teléfono 962 627 189.

€ Dormir

CASA RURAL

EL RAVALEn Algar de Palància

. Una casa cercana a la plaza mayor con capacidad para diez personas, amplia terraza, patio, aparcamiento e hidromasaje. 32 euros/persona y noche. 619 939 118.