Pasapalabra nunca es lo que parece. Cuando el concurso parece que va en una dirección, de repente algo ocurre, las tornas cambian y todo acaba de manera diferente a como se esperaba.

No es extraño que esto ocurra, ahora bien, que se pase del infierno al cielo ya no es tan habitual. Y eso es, precisamente, lo que le sucedió en el último programa a uno de los concursantes, que había empezado sin saber seguro si podría continuar en Pasapalabra y, al final, dio una auténtica sorpresa.

A por el bote de Pasapalabra

El concurso empezó con uno de los participantes teniendo que defender su permanencia en el programa de Antena 3. Para ello se tuvo que sentar en la temida silla azul y enfrentarse a un nuevo concursante que intentaba arrebatarle el puesto.

En esta ocasión, le tocó a Moisés afrontar esa situación y, tras verse las caras con su rival, consiguió superar la prueba y volver a ocupar su puesto en la mesa de juego. Frente a él, una vez más, Óscar Díaz, el madrileño con el que pelea cada tarde de lunes a viernes por intentar ser el primero en hacerse con el bote de Pasapalabra.

Óscar venía de una mala racha y muchas sillas azules. En el programa anterior, el concursante reconoció que no estaba en su mejor momento y que seguiría esforzándose para intentar quedar mejor que su contrincante.

Justamente ese día, Óscar consiguió su propósito y ganó el concurso del día. Todo parecía sonreírle y, al día siguiente, las pruebas previas a la final del rosco de Pasapalabra también cayeron de su lado.

Óscar fue quien más segundos obtuvo en el programa y, por lo tanto, fue quien se hizo con el derecho de ser el primero en empezar su rosco. Y así lo hizo.

Óscar Díaz, en Pasapalabra. A3

Sin embargo, un error temprano dio al traste con su buena actuación y desestabilizó al madrileño hasta el punto de que al primer error le siguió otro más y acabó echando al traste todo su trabajo.

Mientras tanto, Moisés, que venía de sentarse en la silla azul y de tener que pelear por su permanencia, fue caminando por el rosco con prudencia y detenimiento. Poco a poco, pero seguro, sus aciertos lo llevaron no sólo a ganar el juego sino que lo colocaron a apenas unas letras de ganar el bote de Pasapalabra, que en esos momentos acumulaba 1.744.000 euros. Aunque Moisés intentó seguir adelante y lanzar un órdago para tratar de hacerse con el bote, finalmente no pudo alcanzar su propósito y se tuvo que conformar con embolsarse el dinero que los concursantes ganan por cada programa en el que consiguen la victoria: 1.200 euros que irán a parar al bote que el de La Rioja ha ido acumulando en su paso por Pasapalabra.