Cuatro va de animales. Mediaset, en general, genera animales. Y a su domador, Paolo Vasile, se le escapan lágrimas. De cocodrilo. Llora por un ojo. Con el otro mira a los anunciantes. Ah, los anunciantes. Recordemos lo que dijo Giusseppe ringali, otro mamporrero de Silvio Berlusconi, como consejero delegado de Publiespaña, la madeja que maneja la publicidad del grupo. Que sí, que la audiencia es importante y nos interesa un huevo, vomitó el colega, "pero vuestro apoyo nos interesa mucho más".

Lo soltó así a los representantes de las empresas que se anuncian en sus teles. Más claro, Acorralados. Más todavía, Sálvame. Aún más clarito, La noria. O sea, como en Cuatro. Animales por todas partes. La selva. Pero ojo, hay matices. Nos hemos enterado de que el programa de Jorge Javier Vázquez se está adaptando a las circunstancias y sin dejar de ser lo que es, ha abierto secciones tipo oicina de empleo. Hace nada recuperó del paro, o donde quiera que estuviera a Karmele Marchante después de abandonar la cuadra por notar que se le estaba yendo la olla, y la tiene en una consulta sentimental subida a un columpio para que la olla se le vaya a los espectadores. Sé que es difícil de entender. Veamos. Para que no se relacione con sus compañeros, a Karmele la han metido en un corralito, separada con vallas del resto, y desde ahí hace su cosa. Recupero algunos vídeos para hacerme una idea de la dimensión de su ingenio, incapaz de perder un segundo poniéndome ante la pantalla para ver en directo el chapoteo de ese estulto estercolero. Esta gente tiene ideas, lo que pasa es que a mí no me interesan. Ni siquiera me indignan. Me aburren. Le llegan cartas en forma de correo electrónico a una perdida, envarada, siempre a la defensiva y fuera de onda señora Marchante. Y sin pizca de humor, Karmele trata de ser ingeniosa.

Delincuentes morales

Propone magia potasia, aquelarre y vudú para que abduzcan a un loro que se interpuso en la vida de una pareja porque desde que el loro entró en casa, dice el supuesto correo de un espectador, "ni hay amor ni pasión entre nosotros". La patochada es tan estúpida, el sindiós es tan necio, que no acabo el vídeo de apenas un minuto. A la basura. Corro a otra majadería. Elijo otro vídeo. Y me topo con Teresa Berengueras en las últimas, deformada por la silicona corrida de sus labios, una piltrafa en busca de trabajo aunque antes, por supuesto, ha de contar la tristeza de su historia, lo mal que lo está pasando, su situación desesperada. Para los felices ignorantes que desconocen quién es esta criatura de la tele, un dato. Tiene estudios. Nada menos que licenciada en Filosofía y Letras, y en Ciencias de la Información, y un puñado de máster, y otrora estrella de la pantalla, pero está en la ruina. Ja, ja, ja. Es la risa de Belén Esteban, que sin apenas saber hacer la o con un canuto, de la caja del súper pasó a estrella de la tele ganando un pastón en calidad de filósofa popular, mucho más, pero muchísimo más, que la estudiadísima y ahora al borde de la indigencia Terebere, conocida así en los estercoleros residuales. Al mismo tiempo, en ese ir y venir de altas y bajas programadas por los guionistas, el otro día, casi el mismo que la deformada Berengueras entraba en el pajar –si tienen cuajo, ganas, tiempo, y les interesa un poquito, recuperen su patética intervención en Sálvame y juzguen la magnitud de su ruina-, otra estrella de ese aquelarre caníbal, Mila Jiménez, decía que se piraba, que se tomaba un tiempo de relexión, que ella, íntegra, no podía compartir espacio con delincuentes morales. ¿A quién se refería? ¿A Vasile? ¿A uno, a los dos Kikos, al Matamoros, al otro? ¿A todos en general? El arrebato de decencia y honestidad ciudadana le duró un suspiro. Ya está otra vez ahí.

Perro no come perro

Delincuentes morales. Frase redonda. ¿Seré un delincuente moral sin saberlo o, peor, sabiéndolo y pasándome el concepto por el tanga? Supongamos que yo no creo en una charlatana llamada Anne Germaine, esa que lía a quien se deja liar diciendo que ve muertos, y que ese muerto es tuyo. Supongamos que yo no creo en ella pero como me invitan a 'Más allá de la vida' pagándome en un día lo que media España gana al año, voy, cobro, y para proteger mi dignidad, luego digo que no ha dado ni una, que sólo ha dicho generalidades, vamos, que es una bocazas. No sé si la pantomima con los muertos de Santiago Segura, ese hombre al que no hay manera de perder de vista, se ha emitido ya, está a punto de emitirse, o no se emitirá por cuestionar el corazón del sistema. Pero el tipo ha cobrado, según páginas webs especializadas. ¿Nos hacemos unas pajillas, sin mariconadas, y nos repartimos la mascada, colega? Silencio absoluto. Una oportunidad perdida, tronco, con lo fácil que es camelarse a la gente haciendo trucos malabares con las perras. Fíjate la vista que ha tenido Toni Cantó, el actor y reciente diputado que ya forma parte del rebaño de la líder de su manada, Rosa Díez, que tacita a tacita, ni izquierda ni derecha sino todo lo contrario, ha conseguido un puesto en la feria. No quiere el plan de pensiones que les pagamos sí o sí a los diputados ni las dietas. Los 1800 euros que se embolsan para sopas, carretera y manta, los donará a los pobres. Ha sido portada. Acaba de llegar. Todavía no sabe de qué va esto. Lo aprenderá rápido. Perro no come perro. Volvamos al principio. Cuatro va de animales. ¿Vieron el estreno el viernes del nuevo, viejísimo, programa de César Millán, el de los perros? En El líder de la manada vimos que Carmen Cervera, la baronesa Thyssen, viaja con no menos de nueve canes, y tiene una jauría de cerca de 40, todos adoptados. Conmovedor. Como la imagen que nos ofrecía Hilario Pino en el informativo de esa cadena. Doña Sofía, en Washington. Durmió en casa de su hija y de su yerno, Iñaki Urdangarín. Emocionante. La Corona, como siempre, al lado de los más necesitados. Guau, guau, ladramos los perros, tiritando de frío.