Este tipo es Frank Cuesta, conocido en el mundo catódico, gracias a Cuatro, como Frank de la jungla. Ya saben que su programa de bichejos, de serpientes que te muerden como un recorte en sanidad, de murciélagos que cagan una pasta hedionda, va de meterse en líos sin venir a cuento. Si los animales no te hacen nada, coño, Frank, no les des la tabarra ni los provoques. Pero si los humanos tenemos a nuestros semejantes metidos en corrales, actuando sobre el escenario para divertir a los que no lo hacemos, y elegimos a políticos para que nos escupan titulares en el Telediario mientras tragamos el condumio, los animales también están ahí para divertirnos. El traje de faena es simple. Calzado de colores, pantalón corto, camisetas anchas, y gorra hacia atrás. Que no falte.

Cuando Frank Cuesta apareció sobre el escenario del Gran Teatro del Liceo, apareció así, con su traje de faena. Iba a recoger su Premio Ondas. ¿Al de la jungla le han dado un Ondas? Sí, y qué. También Jorge Javier Vázquez lo tiene. Y qué. La selva de la tele es así. En ella viven toda clase de bichos. Es como funciona su organismo. Nada que objetar. Es verdad que su programa es divertido, sobre todo por Frank, por su fresca desvergüenza, por su llaneza, por ese tono salvaje y nada pedante que sí tienen otros que también trabajan con animales. Pero hay que decirlo ya. Basta. Cuando a Cuatro le fallan sus estrenos, y le están fallando todos, echan mano de Frank de la jungla para rellenar el hueco. El programa es a Cuatro lo que Los Simpson es a Antena 3. Por cierto, viva Jordi Évole, un Ondas para apuntalar las esquinas frágiles de estos premios.