Película: Los Muppets. | Dirección: James Bobin. | Intérpretes: Jason Segel, Jamy Adams, Chris Cooper, Rashida Jones, Emily Blunt, John Krasinski, Zach Galiafanakis, Jack Black, Selena Gómez, Whoopi Goldberg, Ricky Gervais, Akan Arkin y Neil Patrick Harris. País: USA. | Duración: 103 min.

En el episodio 511 de Los Muppets, emitido en 1980, Paul Simon unía sus fuerzas a una turba de peluches animados para cantar Loves me like a rock (incluida en el excepcional There goes rythm Simon). En un momento de (aparente) candidez televisiva, la composición de Simon situaba en paralelo al gospel (ese legado monumental que nos ha dejado la historia norteamericana) con el bisoño programa de Jim Henson y, maravillas del talento descomunal, ponía de manifiesto unos valores comunes entre ambos: didactismo, música, celebración (de Dios o, sencillamente, de que todavía bailamos) y, sobre todo, la materialización en peluche de la "certeza" de que lo mejor está por venir (con esos ojos, así ven o deberían ver si se lo permitiésemos, los niños al mundo).

Quizás esa carga ligera de profundidad sea lo más complicado al adaptar Los muppets a la gran pantalla. Traspasar la fina línea hacia la intrascendencia (o la barrabasada, ejemplo: Los pitufos 3D) o hacia un gravamen excesivo, resulta la tarea más delicada del empeño.

La arriesgadísima invitación a Paul Simon, el mismo que escribió una canción izquierdista y desesperanzada como American Tune (al lado de Loves me like a rock en el There goes rythm Simon), sirve de precedente a la contratación de un director, Jason Bobin, creador de cosas (en principio) tan lejanas como Los conchords o El show de Ali G.

Este riesgo, este bendito riesgo impensable en nuestro país, produce una de las películas más desafiantes de la temporada. No parece gratuito plantearle al espectador adulto que abandone su cómoda butaca de verosimilitudes (se le pide lo mismo con Bob esponja o Los teletubbies) y se deje llevar por las aventuras de Gustavo y Peggy cuando tratan de salvar su teatro de las manos de un malvado magnate del petróleo. Además de mantener vivos los valores de Los Muppets televisivos (y del góspel, y de Jim Henson, y de las personas de bien), el acierto del filme con la inclusión de actores cercanos al mundo toon (el estupendo Jason Segel y Amy Adams), solo es equiparable a su gran justificación de que criaturas de músculo y hueso entremos en la colorida realidad muppet. Por fin alguien lo dice, ¡y necesitamos cantarlo cuanto antes!, los Teleñecos son nuestros hermanos, "they love us like a rock".