Marc Clotet no llegó al papel de Paulino en 'La voz dormida', papel por el que está nominado al Goya al mejor actor revelación, por su cara bonita ni por la popularidad de series como 'El cor de la ciutat' o 'Física o química'. Benito Zambrano, director de conocida meticulosidad cuando elige actores, le sometió a siete pruebas. Dos él solo y el resto junto a María León, su novia en la historia.

De Paulino, joven de la burguesía acomodada que hubiera sido médico o abogado si la Guerra Civil no le hubiera empujado a defender sus ideas republicanas, tiene el actor una visión firme: "Es un tío espabilado, alegre y optimista, que llega a la gente; por eso es el líder del grupo. Pero se enamora en el peor momento. Y es correspondido, aunque él tiene sus prioridades muy claras".

Pese a sus breves 31 años, Marc, estimulante mezcla de Stephen Dorff y Rob Lowe en sus buenos tiempos, ha tenido una trayectoria movida: de ejecutivo (estudió Dirección de Empresas) a profesor de tenis. Pero un día cayó del caballo. "No me sentía feliz, y fue mi hermana Aina quien me empujó hacia el teatro, para salir del traje y la corbata. De ella lo he aprendido todo".

Comenzó a tomar clases y "descubrí la magia de un escenario". Su hermana Aina ha sido su apoyo en un oficio donde ha encontrado lo mejor, incluido el amor: la actriz Ana de Armas, "la persona más maravillosa de este mundo", con quien se casó este verano.

Hijos del doctor Clotet, experto ilustre en la investigación y lucha contra el VIH, en casa ambos mundos se conjugan genial. "Tanto que mi padre cree que cuando da conferencias ya empieza a actuar un poco. Mutamos positivamente".

Este enamorado de la escena rueda 'La estrella', debut de Alberto Aranda, junto a Ingrid Rubio. Mientras, baraja una TV-movie con un par de proyectos más. La vida y la profesión le sonríen ampliamente. Su sueño es poder vivir de ella y ser feliz.