La comprometida trayectoria cinematográfica de Iciar Bollaín se centra en 'Katmandú: un espejo en el cielo', su nueva cinta, en la realidad de una maestra catalana en el Himalaya, interpretada por Verónica Echegui. Bollaín se trasladó a Nepal hace apenas un año, poco después de estrenar También la lluvia, que había rodado en Bolivia.

Es la nueva película de uno de los nombres claves del cine español, la realizadora Icíar Bollaín, que la ha rodado tras haber culminado uno de sus proyectos más interesantes, 'Después la lluvia'.

Narra los primeros tiempos de una joven maestra catalana en la capital nepalesa. Dejando atrás un presente poco atractivo en Barcelona y un pasado claustrofóbico e infeliz, que intuimos a través de breves flashbacks, Laia se embarca en un proyecto personal de escuela que atiende a los que no tienen derecho a nada: los niños que habitan las chabolas en la orillas del río que atraviesa la ciudad de Katmandú. En el proceso de conocer y chocar con otra cultura, Laia se enfrentará con la pobreza extrema, con la dramática situación de muchas mujeres y niñas en Nepal, pero también conocerá el amor y la amistad. Y por último, Laia encontrará en Nepal su 'espejo en el cielo', su sitio, su lugar.

Son los primeros años noventa y Laia, una joven maestra catalana, se traslada a la capital de Nepal a trabajar en una escuela local. Pronto descubrirá una pobreza extrema y un panorama educativo desolador que además deja fuera a los más necesitados. Tras contraer, a su pesar, un matrimonio de conveniencia para legalizar su situación, Laia se embarca en un ambicioso proyecto educativo en los barrios de chabolas de Katmandú. En seguida se enfrenta a la evidencia de que no puede hacerlo sola. Pero también se encuentra con un hermoso regalo que no esperaba: enamorarse del desconocido con el que se ha casado. La idea de rodar en Katmandú y las montañas de Mustang, en inglés y en nepalí, con una mayoría de actores no profesionales y un gran número de niños, fue para la directora un indudable reto. El personaje de Laia, con su mirada, tiene que llevar al espectador a descubrir otros paisajes, otra cultura, otra forma de relacionarse con los demás y con la naturaleza.

A lo largo de la película vemos a esta mujer joven rompiendo sus propios esquemas, como cuando descubre que los niños a los que pretende "dar llaves para salir de la pobreza y la ignorancia" no están tan lejos de la niña que ella misma fue en la España del tardofranquismo. Y la veremos también romper barreras, al asumir que es en Nepal, "al otro lado del mundo", donde encuentra finalmente su lugar, su razón de trabajar y su razón de vivir. "Mi reto como directora –declaró– es sobre todo trasladar a la pantalla la magia de dar esas 'llaves' a los niños, la belleza del proceso de ayudarles a ser personas, porque, como dice la joven maestra nepalí Sharmila, coprotagonista en la historia, son niños que necesitan mucho más que aprender a leer y a escribir, son niños que "necesitan luz". La mirada de Laia tiene que trasladar también al espectador la sorpresa y el descubrimiento de una cultura tan distinta,

de un paisaje majestuoso y fascinante pero que esconde al mismo tiempo una realidad violenta y cruel para muchos de sus habitantes".

La joven Laia crecerá antes nuestros ojos. La vemos aprender, enamorarse, tomar decisiones vitales y afrontar soledades y pérdidas. Y por último, la veremos vislumbrar una esperanza, en la figura de la niña Kushila, que con su regreso del horror nos recuerda la necesidad de luchar contra la pobreza. Una lucha en la que la educación es, indudablemente, un arma imprescindible.

La acción de película transcurre en dos escenarios: Katmandú, la capital, y Mustang, quizá la más bella región de Nepal, el último reino tibetano perdido del Himalaya abierto a los occidentales. El país que vemos nos traslada a principios de los años noventa, cuando el desarrollo y la superpoblación todavía no habían llegado a la evocadora ciudad medieval. Las calles de Patan y Bakhtapur, que todavía hoy conservan el sabor de la tradicional arquitectura newari, son los escenarios en los que transcurre la vida de Laia, y sobre todo la de su amiga Sharmila. El primer colegio donde imparte clases Laia, dirigido por Pemba, y la escuela Catalunya también están ubicados aquí. La protagonista es Verónica Echegui, descubierta por Bigas Luna en Yo soy la Juani y a la que vimos, asimismo, en Tocar el cielo y El patio de mi cárcel.

Icíar Bollaín, La Directora

por Mateo S. Cardiel

La ganadora de un Goya en 2004 por 'Te doy mis ojos' defiende que la condescendencia es el peor punto de vista para abordar la realidad lejana su última película. "Tendemos a pensar que lo nuestro es mejor y en muchos sentidos Occidente tiene unos problemas muy grandes", afirma. "Quería poner el dedo en algunos problemas que hay allí y que son culturales, como el tema de las mujeres y los niños, pero no dejar de decir que tienen otras tradiciones y algunas son mucho más válidas que las nuestras. Allí los abuelos no se quedan solos. Es algo que a ellos les deja espantados, les parece inhumano", explica. Sobre el rodaje afirma que ha tenido dificultades, porque es un país que tiene sus dificultades y tú no vas a ser menos. Pero tienes mucha verdad: el paisaje humano y geográfico es una maravilla y lo compensa todo".