La comprometida trayectoria cinematográfica de Icíar Bollaín se centra en "Katmandú, un espejo en el cielo", su nueva cinta, en la realidad de una maestra catalana en el Himalaya, interpretada por Verónica Echegui, y con la que demuestra que "como occidentales tenemos una mirada muy primermundista de muchas cosas".

La ganadora de un Goya en 2004 por "Te doy mis ojos" -en la que trató la violencia de género- defiende que la condescendencia es el peor punto de vista para abordar la realidad lejana su última película, que se estrena el 3 de febrero.

"Tendemos a pensar que lo nuestro es mejor y en muchos sentidos Occidente tiene unos problemas muy grandes", afirma.

"Quería poner el dedo en algunos problemas que hay allí y que son culturales, como el tema de las mujeres y los niños, pero no dejar de decir que tienen otras tradiciones y algunas son mucho más válidas que las nuestras. Allí los abuelos no se quedan solos. Es algo que a ellos les deja espantados, les parece inhumano", explica.

Bollaín se trasladó a Nepal hace apenas un año, poco después de estrenar "También la lluvia", que había rodado en Bolivia.

"La historia era en Nepal, solo podía pasar allí. Inspirada en una mujer real (Victoria Subirana, apodada 'Vicky Sherpa') que empezó a trabajar en los primeros noventa como maestra en Katmandú. Esto no se puede hacer en la Ciudad de la Luz", asegura.

"Ha sido un rodaje con dificultades, porque es un país que tiene sus dificultades y tú no vas a ser menos. Pero tienes mucha verdad: el paisaje humano y geográfico es una maravilla y lo compensa todo", añade.

Trailer oficial de Katmandú, un espejo en el cielo

Basándose en el libro que escribió Subirana y con ayuda de su pareja sentimental, el guionista Paul Laverty, Bollaín escribió el guion -candidato al Goya- y pronto empezó a necesitar la libertad de moldear a su antojo el personaje. Fue entonces cuando decidió cambiar el nombre del proyecto, "Vicky Sherpa", por el de "Katmandú". "Esta película no es un biopic", asegura.

"Lo que me parecía más bonito y más interesante es el principio de su historia. Ese espíritu con el que llega, esa vocación que tiene y el descubrimiento de esa cultura", explica Bollaín, que rebautizó el personaje como Laia, papel por el que Verónica Echegui es finalista al Goya a la mejor actriz.

"La película es un viaje de esta mujer por otra cultura, cómo se choca con ella, cómo aprende... Cuando te vas a otro lugar te encuentras: te comparas, te contrastas con la cultura que tienes enfrente", resume, y de ahí el subtítulo de "un espejo en el cielo".

Efectivamente, Laia tiene que luchar en la película contra una sociedad distinta, pero sobre todo sus fantasmas de siempre. "Es capaz de dar todas las horas del día a esos chavales que no han tenido una infancia o la han tenido muy parecida a la suya, pero crear su propia familia le descoloca", dice Bollaín.

Y añade: "Siempre hay un precio que pagas por la dedicación absoluta a las cosas, aunque no tiene que ser ese".

Verónica Echegui, por su parte, integró parte del shock cultural que vivió al llegar a Nepal para la creación de su personaje, pero se reconoce tocada por la experiencia.

"Hay muchas cosas que me afectaron nada más llegar, me noquearon. Es otro código, parece otro planeta. Me afectaron muchas cosas que me han venido muy bien, pero otras que no han venido tan bien. Llegó un momento en el que intenté separar mucho mi vida, tener mi espacio para mí, y luego trabajar", aseguró la directora de cine.

Pero tras el esfuerzo, llega el turno de recolectar la cosecha. "Tengo la nominación al Goya y el reconocimiento de mis compañeros y mi familia. Más frutos de esto todavía no he visto, pero es suficiente", concluye.