Taylor Lautner nunca ha sido un chico normal, al menos no en el sentido de la normalidad cinematográfica. Taylor Lautner tiene el morbo del imberbe por conformar, del efebo de dientes quince tonos más claros que su color de piel, del muchacho actor que se ha convertido en fenómeno de masas sin comerlo ni beberlo y por ende… de una de las sagas literarias y cinematográficas más rentables de la historia "normal" jamás contada. Sí, hablamos de Crepúsculo.

O sea, que Taylor Lautner, más conocido por la juventud mundial como Jacob Black, es ahora otro adolescente que repite escenas de torso desnudo, algo insulsas (ya lo habíamos visto en Crepúsculo) y con acción desenfrenada fuera de toda lógica (esto también). Acción porque él lo vale. Una película (merecida, seguramente) a mayor gloria de su protagonista, que cultiva una fama desmesurada y un ego en plena efervescencia.

Aún así y todo, nos ha otorgado unos minutos para hablarnos de su última hazaña en el cine: Sin límites. ¿Nos llegaremos a acordar alguna vez del título de esta película?

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