Las galas de los Premios Goya han dado días de gloria a actores, actrices, directores o guionistas. Pero también han servido en más de una ocasión como altavoz de crítica social y de diferentes reivindicaciones.

El famoso 'No a la guerra' de 2003 no es un caso aislado. El cine español, por encima de otros sectores, ha tenido en los últimos años una predilección especial por situarse políticamente y aprovechar su posición para difundir sus mensajes.

El gran hito reivindicativo en la historia de los premios Goya lo protagonizó el cine español casi bloque en la gala de 2003. Entonces, en medio de un clamor popular de rechazo al apoyo del Gobierno de José María Aznar a la guerra liderada por Estados Unidos en Irak, actores y directores convirtieron la gala en un alegato contra el conflicto. Una gran parte de las intervenciones recordaron el respaldo de España a la intervención y lanzaron continuos dardos contra el Gobierno del PP.

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