Aporta cosas más que curiosas sobre el tema de la negociación de ETA con el gobierno, centrándose específicamente en la que se llevó a cabo en 2005 y lo realmente sorprendente es que lo hace con una mirada desenfadada que, incluso, adquiere por momentos el tono de comedia y hasta suscita la sonrisa.

Es, por ello, una muestra peculiar y a resaltar del cine español que confirma las cualidades del cineasta donostiarra Borja Cobeaga que ya demostró con su opera prima, Pagafantas, facultades innegables para el humor y que en el que es su tercer largometraje, tras No controles en 2010, certifica que su nominación al Oscar en 2005 por el mejor corto, Éramos pocos , no fue pura casualidad. Sin dejar de lado que él mismo es el autor del guión, que fue escribiendo por etapas y en principio sin ánimo de llevar a la pantalla, pero que fue convencido en sentido contrario por los actores que pensaba eran los idóneos para asumir los personajes, especialmente Ramón Barea y Josean Bengoetxea.

El propio Cobeaga define la cinta como una «ficción basada en hechos reales», resumiendo en apenas 79 minutos un proceso de diálogo que se celebró en el sur de Francia y que movilizó en un modesto hotel galo a cuatro personas: un representante del gobierno y político vasco, Manu Aranguren; un miembro de la organización terrorista, Jokin; un mediador internacional, Nicholas y una intérprete y secretaria, Sophie. A lo largo de numerosas sesiones que hacen pensar en que se puede llegar a un acuerdo entre las partes, se va configurando también una relación creciente entre interlocutores que, en principio, estaban dominados por los recelos mutuos.

Eso sí, no hay aspiraciones a hacer una crónica realista de las negociaciones, sino que lo que vemos es el relato ficcionado sobre un acto supuestamente solemne y grave pero repleto de pequeños detalles que convierten el acontecimiento en algo muy de andar por casa. En fin, que estamos ante una película que merecía mejor acogida de la que ha tenido, que recurre a la ironía como elemento clave en el comportamiento de los protagonistas y que se ríe de cosas muy serias, sin renunciar a algún momento dramático.