Provoca en el espectador un sentimiento de simpatía con los protagonistas de tal intensidad que acaban compartiendo casi con ellos la angustia de una situación apocalíptica. En este sentido la película no sólo confirma sino que incrementa las sensaciones de terror colectivo que ya se hacían evidentes en el primer largometraje de los hermanos catalanes Alex y David Pastor, también responsables del guión, ´Infectados´, que rodaron en Estados Unidos y en inglés en 2009.

Es cierto que aquí, ya en escenarios españoles, insisten en un tema parecido y en circunstancias similares, pero con signos de madurez más patentes. Tanto es así que la cinta constituye un viaje terrible a un mundo en serio trance de extinción que cuenta, por encima de todo, la lucha por la supervivencia en un clima de caos generalizado. Un proyecto complejo y arriesgado que han resuelto con notable eficacia dos cineastas llamados a sacar adelante productos de más envergadura.

El mayor pero injusto reparo que se podría poner a la película es que plantea una situación límite que el cine ha hecho suya en numerosos ocasiones. Títulos como ´El último hombre vivo´, ´Hijos de los hombres´, ´Soy leyenda´ y, en menor medida ´Doce monos´, lo han reflejado también, pero las variantes tienen la suficiente entidad para que puede desterrarse el término del plagio con absoluta rotundidad.

Ambientada en una Barcelona inquietante, nos muestra a una población que, por razones desconocidas, se mantiene encerrada en los edificios, presa de un pánico que ha provocado la muerte de las pocas personas que han osado salir a las calles. Marc y Enrique son dos de los afectados por una especie de plaga bíblica que tratan de encontrar a sus seres queridos. Eran enemigos irreconciliables, pero las circunstancias y la necesidad de ayuda mutua han aflorado una insólita amistad.Marc busca a su pareja, de la que no sabe nada desde hace seis meses y de la que la última noticia que tuvo es que estaba embarazada, en tanto que Enrique sigue el paradero de su padre, ingresado en un hospital.

El relato se mueve en dos tiempos, en el presente aterrador y medio año antes, cuando los dos protagonistas vieron por última vez a sus seres queridos. Ahora, en un clima de desesperación, se aferran a un GPS como única posibilidad para llegar a través de los túneles del metro y de la red de alcantarillas a un destino salpicado de muchedumbres en estado de histeria y que recurren a una violencia impune para hacerse con cualquier objeto de valor. La película es, aparte de un ejemplo de cine fantástico, una apología de la amistad y del futuro, de la humanidad.