De la mano de la oveja Shaun, que vive con sus compañeros de rebaño en la granja Mossy Bottom, de forma que los comienzos conectan con lo que veíamos en Chicken run: Evasión en la granja, vamos a asistir a la elaborada estrategia de unos animales empeñados en disfrutar de un día libre en la ciudad para compensar el eterno aburrimiento que se respira entre barrotes.

Es una misión complicada y arriesgada que va a precipitar la presencia involuntaria del granjero, que llega al entorno urbano a bordo de una caravana que se ha «desbocado», y del perro Bitzer, cuyas buenas intenciones conectan con su consabida torpeza. Para este último, con todo, lo peor es la amenaza permanente de un siniestro retenedor de animales, que encierra en sus lóbregas celdas a los chuchos que invaden sus dominios.

Lo más suculento de este pastel animado, que no llega por fortuna a indigestarse, es la operación de Shaun y el resto de las ovejas para hacerse pasar por humanos en la localidad, una solución obligada y pintoresca para poder rescatar al Granjero, que es víctima de la amnesia y ha sido hospitalizado como consecuencia del aparatoso accidente que sufre al «aterrizar» entre edificios y humanos.

En esta sucesión de incidencias y de peligrosas aventuras se cruza en el camino de Shaun un perrito huérfano, Slip, que va a tocar sus fibras sensibles. En fin, cosas del repertorio infantil que, sin embargo, no son ni empalagosas ni ridículas y que hasta entretienen casi siempre. Alberga buena parte del habitual e ingenuo encanto de las producciones de los Estudios Aardman Animation, responsables de largometrajes como Evasión en la granja, Ratonpolis y Piratas y a pesar de ser un menú ideal para los espectadores menudos su visión no pone a prueba a los adultos y hasta resulta deliciosa. Porque lo que han conseguido los directores y guionistas Mark Burton y Richard Starzak, con un mérito indiscutible tratándose de su opera prima, es valerse de la materia característica y genuina de sus productos de animación, es decir la plastilina, para diseñar una película que divierte a los niños y que no ofende a nadie.