Si alguno de los augurios fatalistas sobre la economía acierta y esto se hunde, Serrat y Sabina han decidido que les pille cantando. Ese es el espíritu de La orquesta del Titanic, su último trabajo a cuatro manos, que anoche presentaron en la plaza de toros de Valencia sin olvidar los clásicos que les han hecho ser quienes son: Mediterráneo, Princesa, Esos locos bajitosÉ Los clásicos que les han hecho ser quienes son: Hoy puede ser un gran día (apertura de la noche), Y sin embargo (uno de los momentos mas emotivos) o 19 días y 500 noches (el tiempo de la fiesta colectiva).

Los tiempos son los que son -para qué profundizar en detalles-, pero el portal de venta de entradas colgaba en la tarde de ayer el cartel de "completo" para el aforo previsto: 8.000 personas, según la organización (43 euros por entrada), que venia a ser la mitad del tendido además del albero. El público se entregó desde que los "dos pájaros" hicieron acto de presencia en el escenario para esta reincidencia -son como Liz Taylor y Richard Burton, según Sabina- tras el éxito de la gira de 2007. Ambos se presentaron con sus respectivos caracteres: Sabina, con su voz cascada, su estampa frágil y su toque canalla; Serrat, con su voz de resonancias marinas, mas entrañable (quizá por la diferencia de edad, seis años, un dato al que sacaron provecho en sus bromas repetidamente). Como ya sucedió en la primera gira -en Valencia pasaron dos noches por el recinto de la Copa del América, en aquellos años de gloria, lujo y pies de barro-, el público esperaba tanto las canciones como el duelo verbal entre uno y otro. Sabina: "Es muy duro tener a Serrat de telonero". Serrat: "Lo que yo no me imaginaba es que tu compartieras escenario conmigo". Si algo diferencia a este espectáculo del anterior es que es mas visual, desde el inicio con las imágenes de dos pajarracos que presentan el concierto (el que hace de Serrat hablando en catalán). O en los continuos cambios de atuendo de la pareja: del bombín y traje y corbata negros del inicio al chaleco blanco inicio de siglo (XX) con que cantan.

La orquesta del Titanic o a la gabardina o la camisa de cuadros que exhiben mas tarde. El humor y el saber estar en el escenario son las otras claves de la gira. Son 131 años en el escenario (68 por un lado y 63 por otro) y eso se nota. La base es la misma que ya funcionó: buena química, intercambio de canciones y clásicos a dos voces. Y algún secreto picante, como aquel con el que Sabina ligaba cuando era mas joven: cantar canciones de Serrat a los culos de las chicas.

No podían olvidar tampoco las referencias al momento: "un milagro" haber elegido estar con ellos con lo que cae. O uno de los versillos de Sabina: "Lloro en los bosques que el incendio arrasa".

Al final, la gente salto con los clásicos de siempre: Mediterráneo o Princesa, por citar alguno.