Los caminos del teatro son infinitos. Si la gran mayoría de nosotros conocemos el arte de la interpretación tan sólo como un medio para disfrutar de la representación ficticia del drama o la comedia, no estará de más que, al menos por una vez, y especialmente en estas fechas, nos detengamos en una de las vías paralelas por las que este arte adquiere dimensiones humanas diferentes y de profundo calado.

Así ocurre con ImproAsistencia, una asociación valenciana integrada por actores, actrices, personal médico y sanitario, trabajadores sociales, colaboradores voluntarios..., y con los hermanos Carles Castillo y Amparo Castillo como alma visible e invisible de un grupo con el corazón mucho más grande de lo que es habitual.

El actor Carles Castillo, presidente de ImproAsistencia, nos explica que la asociación trabaja desde el año 2006 con enfermos en fase terminal. Hoy en día, desarrollan su labor en el IVO (Instituto Valenciano de Oncología) y en centros hospitalarios como La Fe, Arnau de Vilanova, Padre Jofre, Mislata y Manises. Además, en los cuatro últimos años ha extendido su actividad altruista al Hospital Psiquiátrico de Bétera.

ImproAsistencia dedica su atención a enfermos adultos, aunque ha proporcionado formación a PayaSOSpital, especializada en la infancia. Su trabajo consiste básicamente en proporcionar apoyo psicológico y anímico tanto a los pacientes hospitalizados como a sus familiares por medio, básicamente y entre otros recursos, de la técnica de la improvisación actoral.

Su labor, nos explican, no sólo no entra en conflicto, sino que se complementa perfectamente con la de los equipos psicológicos y médicos que tratan a los enfermos de estas características, para lo cual acompañan en la habitación a los pacientes, uno a uno, con el fin de ayudarles a vivir con la enfermedad y no contra ella. Una labor que, al mismo tiempo, consigue mejorar significativamente las relaciones entre los enfermos y sus propios familiares.

Los actores de ImproAsistencia no entran a las habitaciones de los enfermos para divertirles a ellos y a sus familias, explica Carles Castillo. Sus actuaciones buscan la armonía, el acompañamiento, la confianza que les permita desahogarse, el descanso espiritual para enfrentarse al duelo o al preduelo ante el adiós último con serenidad y respeto.

Es un hecho evidente que las sociedades occidentales no preparan a sus ciudadanos para encarar de manera controlada la enfermedad y la muerte. Por eso la labor de ImproAsistencia cubre un hueco esencial en una fase absolutamente determinante en la vida de las personas. Los equipos médicos de los centros donde desarrollan su labor lo saben y, según nos comenta Amparo Casillo, el otro centro neurálgico de ImproAsistencia, los utilizan para complementar del mejor modo posible su labor. Les utilizan y a ellos les encanta que así sea, comenta Amparo, porque de ese modo saben que su trabajo se valora.

ImproAsistencia empezó a caminar sólo con profesionales de la escena, puesto que emplea con los pacientes y sus familiares técnicas de improvisación teatral. Sin embargo, con el tiempo sus promotores fueron comprobando que el ser un actor o actriz profesional no era una condición imprescindible para desarrollar una labor que en realidad es capaz de llevar a cabo cualquier persona que sienta empatía por sus semejantes y quiera utilizar su tiempo libre para acompañar a quien lo necesita.

Esto no obsta para que la preparación previa sea absolutamente necesaria, de ahí que los profesionales de ImproAsistencia, como Carles Castillo y Amparo Castillo, impartan cursos a quienes desean trabajar con ellos. Nada más comprensible, nos comenta Amparo, si tenemos en cuenta que cuando abres la puerta de la habitación de un hospital no sabes qué te encontrarás dentro. En ese caso, con una sola mirada, en milésimas de segundo, el voluntario de ImproAsistencia tiene que saber cómo comenzar la relación, con qué tono hay que dirigirse a los presentes, a cuál de ellos tiene que hablarle... Y todo ello analizando con un golpe de vista cómo está la luz, si el paciente está sentado o acostado, cómo se encuentra el familiar presente si lo hay... El tiempo disponible para hacerse esa composición de lugar es el que se tarda en abrir la puerta de la habitación y dar los buenos días, afirma.

De manera que improvisación, sí, pero, al igual que en el teatro, con una gran preparación previa, un texto, por así decirlo, aunque no esté escrito en ningún papel. Para entenderlo mejor: «Lo primero que tienen que saber las personas a las que visitamos es lo que no somos. No llevamos ninguna bata, no somos médicos, no somos enfermeros, no somos psicólogos. Somos de la asociación ImproAsistencia y hemos venido a verte», les dicen. No van a pincharles, ni a tomarles la tensión, ni a auscultarles... Sabido eso, todo cambia y es más fácil.

Los voluntarios de ImproAsistencia tampoco se acercan a los pacientes con una ficción en los labios. Se relacionan de manera natural con las personas a quienes visitan y el argumento viene después, marcado por el protagonista de la función. Es el paciente quien decide si quiere hablar o no de su enfermedad... Y generalmente, quieren, afirman al unísono los hermanos Castillo. Hasta el punto de que en no pocas ocasiones son los propios familiares los más reacios a ese tipo de conversación. ImproAsistencia también funciona en ese caso como un medio de relación, como un puente entre los enfermos y sus seres queridos. Escuchar, esa es una de las grandes claves de la relación, de ahí nace una buena comunicación. A veces es más importante saber de qué no hablar que lo contrario, afirma Carles Castillo.

Por cierto, los integrantes de ImproAsistencia son seres humanos, no santos. La asociación no tiene absolutamente ningún vínculo religioso. Tampoco depende de las instituciones públicas. Pero es evidente que su trabajo de formación de los voluntarios, las infraestructuras, los desplazamientos, su continua asistencia a congresos médicos especializados (incluso dan charlas a los médicos, entre otros asuntos, sobre cómo se deben dar las malas noticias)... Todo eso conlleva unos gastos. De ahí que ImproAsistencia organice periódicamente alguna gala benéfica para recaudar fondos. La próxima en Valencia será el próximo lunes, 4 de enero, en el Centre Teatral Escalante y en dos sesiones (17.00 h y 19.00 h). La gala, que correrá íntegramente a cargo del actor Carles Castillo (actualmente, se encuentra en Madrid, actuando en la tan exitosa como incombustible obra Imprebís, de L´Om-Imprebís). Para la ocasión, ha preparado un divertido espectáculo titulado Records del passat, apto para espectadores a partir de los cinco años.