La gata de Tennessee Williams vuelve a subirse a su eterno tejado de zinc caliente. Hace ya 60 años de la primera vez que trepó a los escenarios. Fue en 1955 en Broadway, bajo la dirección de Elia Kazan. Palabras mayores. Ganó el premio Pullitzer. Entonces, la obra La gata sobre el tejado de zinc ponía sobre las tablas demonios tan mundanos como la codicia, la superficialidad, la decadencia, la mentira, la hipocresía. Amores y desamores, sexo o las relaciones familiares se confunden en una escena con personajes atormentados. Seis décadas después, el actor y director Sergio Caballero lleva al Teatro Rialto La gata, la versión en valenciano de Juli Disla sobre el clásico de Williams. Caballero será Brick „imposible no acordarse de Paul Newman en la versión cinematográfica„. Le acompañan Cristina Fernández, como Maggie; y Juli Cantó, en el papel del padre.

¿Cómo es La gata del Rialto?

La base triangular es la acertada y cercana adaptación que Juli Disla ha realizado a partir del texto original de Williams. Va a ser una propuesta mucho más concentrada, más directa, sin rodeos, donde los sentimientos y deseos de los tres personajes protagonistas (una excelente Cristina Fernández como Maggie, un incombustible Juli Cantó como el pare; y un servidor) explotan tras los recientes sucesos ocurridos en los últimos días y horas y que cambiarán para siempre el destino de sus personajes. Una propuesta con mi visión de los personajes desde la dirección, con unas interpretaciones que dan girones de piel y loopings emocionales, y donde lo teatral y cinematográfico se da la mano en la puesta en escena como es latente en mis montajes.

¿Cómo surge la idea de adaptar esta obra?

Todos tenemos nuestros sueños y en muchas ocasiones es bueno hacerlos realidad. Aunque necesite todo su tiempo de maduración. Poder sumergirse en el mundo pasional de Williams y tener la posibilidad de encarnar a sus personajes desde otro prisma te hace estar más atento si cabe en todo lo que a la propuesta se refiere. Una vez está claro lo que se quiere hacer y cómo, hay que alejarse del original y seguir tu propio camino, solo mirando atrás si eso te ayuda a continuar. Hace unos 10 años le propuse a Disla (uno de nuestros mejores autores valencianos) esta idea para tan solo tres actores. Los únicos personajes protagonistas, las tramas de las cuales queríamos hablar, y ensamblar esas relaciones reviviendo a Maggie, Brick, y al padre en todo su esplendor, acercándolos al espectador de hoy en día y recordándolo para aquellos que tiene el referente en su retina.

Imagino que impresiona adaptar una obra de Tennessee Williams...

Como no ha sido mi cometido eso se lo tendríamos que preguntar al propio adaptador. Él ha hecho un gran trabajo. Y es mejor dejar trabajar a los expertos en cada parcela. Yo en mesa lo único que he hecho, referente al trabajo de texto, es aligerar ciertas partes, o encauzarlas desde la dirección para que se pueda entender mejor reubicándolas hacia dónde quiero llevar al espectador.

Además, su estreno fue en Broadway, de la mano de Elia Kazan. Casi nada...

Y aquí con José Luis Alonso, Mario Gas€ €y Richard Brooks en el cine hace más de un lustro después de su exitazo en Broadway€ ¡y un Pulitzer! Y tantos otros que han dado su propio sello y visión para esta pieza de orfebrería. Los textos están hechos para que se representen, si no mueren en un cajón o en la soberbia egocéntrica de algunos autores.

Seguimos con grandes, porque el papel de Brick, al que da vida en la obra, fue interpretado en cine por Paul Newman.

¡No me vas a amedrantar con tanto peso pesado! [risas]Las comparaciones nunca son lo más acertado, además que en ocasiones rozan lo odioso€No será mi caso pues no cabe en mí ese sentimiento. Realmente es otro Brick, otra manera de hacer, de interpretar, de transmitir€ A fin de cuentas ese es mi cometido, que se entienda lo que le pasa a este atormentado ser lleno de inseguridades, miedos, taras, contradicciones, deseos y manera de concebir la vida y su entorno. ¡Es una gozada meterse en esa piel! ¡Esperemos que no haya nada de que envidiarle a Paul!

¿Ha habido algo de Newman en su personaje?

En absoluto. Es difícil apartar de la mente aquella mítica película. Pero como te he comentado antes cada uno tiene que seguir su camino y encontrar sus propios obstáculos, que ya son suficientes como para encima tener que estar pendiente de lo que hace el de al lado. La película o el original nada tienen que ver con mi propuesta de montaje. Evidentemente que recordará a aquellos que la hayan visto. Una muleta, un whisky en la mano y un turbulento personaje en pijama hace despertar el subconsciente de cualquiera, pero cada uno tiene sus propias armas personales. ¡Así que abróchense los cinturones!

¿Nos recordará algo la obra del Rialto con el clásico del cine?

Posiblemente a aquellos que la tengan en su memoria será inevitable por lo que ha representado en su momento, pero no por lo que será. Además gracias a Dios, las generaciones van pasando y siempre hay savia fresca. Creo sinceramente que no tiene nada que ver con la pieza original más allá de su esencia en los temas a tratar. Aquí mucho más latentes. En mis montajes siempre intento ir al matiz de todo. Creo que es lo que nos hace diferentes, donde radica la diferencia de cada profesional.

La obra de Williams habla de la codicia, la muerte, la superficialidad,... ¿Los grandes temas nunca pasan de moda?

Ni pasarán. Esos temas van cogidos de la mano de los seres humanos. Y estos no pasaran de moda hasta que no nos extingamos; serán siempre igual. Con los mismos conflictos, fobias, filias y parafilias. Lo bueno de reconocerlo a través de un escenario es que nos hace estar atentos a nuestras propias miserias, en contemplarnos para poder mejorar si uno quiere crecer y madurar en la vida. Hay quien se estanca. O simplemente es un cretino que no quiere o no sabe avanzar y entonces arrastra al resto.

¿El espectador será capaz de sentirse identificado con alguno de los personajes? Porque no tienen personalidades fáciles.

Sin duda alguna. Aquí los conflictos están condensados en un espacio de tiempo. Una noche de cumpleaños donde todo revienta saliendo el pus enquistado durante años. Sus personalidades son tan simples o complejas como la de muchos de los mortales. Lo que pasa es que aquí está todo metido en un universo y en unas circunstancias que hacen que todo explote dándole más dramatismo a esos conflictos. Todos hemos transitado por aspectos de la vida donde nos reconoceremos: conflictos amorosos, sexuales, paterno-filiales, celos, envidias, pero sobre todo las mentiras, la hipocresía, la poca honestidad del ser humano frente sus semejantes. Todos tenemos padres, hijos, pareja, deseos, miedos, amores€

La obra está en valenciano.

Esto no debería de extrañarnos, pero pasa todavía. Queremos, por la necesidad de querer hacer teatro por y para nuestra lengua, por y para nuestro teatro, por y para nuestra cultura reafirmando la necesidad de las instituciones públicas en abanderarlo. Aunque nunca ha sido así. Tenemos que querer y saber cuidar lo nuestro ampliando nuestros horizontes y no provincializarnos. Es nuestra identidad y debemos respetarla. Educar, construir, continuar€ Con el cambio de gobierno esperemos que llegue pronto, llevamos mucho retraso en muchos temas en este nuestro pequeño país.

¿Cómo ve la producción teatral valenciana?

Bufff€ Tema gordo. Aquí cada uno hace lo que puede. Lástima de las ansias y las envidias también. Deberíamos avanzar más codo con codo y no codazo a codazo. Es el mismo punto pero desde otro matiz. Durante muchas décadas se ha hecho mucho daño al sector teatral desde todos los lados, incluyendo la propia profesión con sus compañías, subvenciones, administrativos, enchufados, programadores, trepas€ Se intenta levantar cabeza, pero llevamos mucho retraso y en tiempos peores la gente suele recogerse más, se vuelve más egoísta porque hay menos a repartir. Pero siempre hay excepciones. Hay jóvenes con mucho talento con ganas de hacer. Si son inteligentes aunaran fuerzas. La humildad y la empatía son una buena base. El proceso de esta producción viene con un hacha tan bestia de recortes, que hemos hecho de tripas corazón con un presupuesto ridículo para el resultado que se verá encima del escenario de una impecable factura.