Se quitó la etiqueta cost con el objetivo de desmarcarse de las numerosas propuestas de bajo perfil que han proliferado en el panorama festivalero de los últimos años, y lo consiguió enlazando dos ediciones marcadas por los recordados shows de Portishead (2013) y Massive Attack (2014). Este año, el Low Festival no ha logrado cerrar un nombre del mismo lustre, pero mantiene su apuesta por los grandes cabezas de cartel internacionales, al tiempo que se apoya en la inevitable cuota mainstream nacional para asegurar el público que permita mantener el proyecto.

El festival de Benidorm no es ajeno a la crisis que supone la escasez de bandas capaces de movilizar al público masivo, y dos de sus principales reclamos de 2015 lo fueron de Benicàssim en 2014. Pero no hay más que ver los de la competencia: Habas contadas.

Los cabezas de cartel

En todo caso, pueden hacer gala de una actuación exclusiva en España. Será la de Foals, que aterrizan en el Low un mes antes de que se edite What went down, su cuarto trabajo, del que a buen seguro avanzarán material. La banda de Oxford, liderada por Yannis Philippakis, maneja un atractivo abanico de referentes que va de Arthur Russell a los Talking Heads o el sonido krautrock, y ha sabido vehicularlos a través de grabaciones de interés desde que debutaron con Antidotes, en el año 2008.

Otros que estrenarán repertorio en el festival son The Libertines, que publicarán Anthems for doomed youth el próximo 4 de septiembre. No se espera gran cosa del primer disco de la banda en once años, sobre todo porque sus conciertos siguen cimentando su eficacia en las canciones de sus dos primeros y celebrados albumes. Se pudo comprobar en su actuación sorpresa del pasado 26 de junio en Glastonbury o en el hecho de que hayan agotado más de cien mil entradas para sus dos fechas de esta temporada en Londres. Su actuación (que no es exclusiva, ya que también tocan en el Ibiza Rocks) se regirá, muy probablemente, por los mismos parámetros que la del FIB 2014, de donde salieron sin sufrir daño alguno, aunque tampoco rubricaran un triunfo incontestable.

También Benicàssim es el baremo, por su cercanía en el tiempo, para calibrar el espectáculo de Kasabian, que siguen paseando por los escenarios los temas de 48:13. Los de Leicestershire ofrecen un show in crescendo que va aumentado de temperatura hasta terminar lograr el KO por agotamiento del público. Lo mejor que se puede decir de ellos es que convierten el recinto en una fiesta, y eso, en un festival, es siempre valor seguro.

La clase media

Más allá de los cabezas de cartel, el festival incluye en su programación algunas otras bandas internacionales de interés. Como los suecos The Raveonettes, que, quién lo iba a decir en sus inicios, se han acabado convirtiendo en banda de referencia para una nueva generación de grupos que prefieren mirarse en ellos en lugar de investigar en sus modelos (desde Phil Spector hasta The Jesus and Mary Chain), aunque justo es decir que sus incursiones shoegazing y dream-pop han hecho del dúo un valor en alza, especialmente gracias a sus dos últimas grabaciones.

Con menos recorrido, pero generando un entusiasmo contagioso por cada escenario por el que pasan, los jóvenes irlandeses The Strypes, ya bendecidos con un documental firmado por el especialista Julien Temple (Best thing since Cavan, de este mismo año) y poseedores de ese descaro adolescente que el buen rock and roll suele necesitar para resultar convincente.

La juventud es precisamente el principal valor de los ingleses Peace, que el año pasado estuvieron en el Arenal Sound y demostraron que todavía andan en busca de identidad propia. Traen nuevo disco bajo el brazo, Happy people, así que su traducción al directo puede terminar de inclinar la balanza en uno u otro sentido.

Más talluditos son los norteamericanos The Growlers, con casi diez años de trayectoria a la espalda. Su rock con tintes de garage y psicodelia es una opción tan estimulante como la de The Go! Team, combo multicultural que ofrece siempre conciertos de alto valor energético, gracias a su colorista puesta en escena y, sobre todo, a la frenética intensidad con que vive cada actuación la vocalista Ninja, una frontwoman de las que no se olvidan con facilidad.

Los argentinos Él Mató a un Policía Motorizado, representantes del indie en español que se practica al otro lado del charco, continuarán sembrando su semilla en nuestro país, donde empiezan a ser tanto o más conocidos que en su tierra natal, mientras que los neoyorquino The Drums mostrarán la otra cara de la moneda, la del indie de ascendencia anglosajona. Probablemente, los temas de Encyclopedia, su LP del pasado año, capitalicen su directo.

El electropop en la línea de La Roux que practica la francesa Julie Budet, más conocida como Yelle, será otro de los focos de atención en internacional, así como los grupos que protagonizaron las giras de presentación del festival: JC Satàn, The Legendary Tigerman y unas Nelson Can en progresión ascendente.

España cañí

En lo que respecta a la alineación nacional, las sorpresas son escasas. Aunque su apuesta foránea fue de perfil muy bajo, en el Festival de les Arts se pudo constatar que existe un importante sector de la audiencia que prefiere ver a un grupo estatal de éxito antes que a uno extranjero. Y hace bien si su propuesta musical es de mayor interés, aunque en general se trata de la retahíla de nombres que se repite de un festival a otro. El Low no es una excepción, y bandas como Supersubmarina o Izal ocupan puestos de privilegio en el cartel.

Jero Romero, Delafé y las Flores Azules, L.A., Corizonas o Dorian también tienen un gancho indiscutible entre el público más joven, que no obstante tiene donde elegir, ya que además pasarán por los diferentes escenarios de la Ciudad Deportiva Guillermo Amor artistas nacionales de mayor enjundia, como Nacho Vegas, Los Enemigos, Perro, Grupos de Expertos Solynieve, Los Punsetes, Biznaga, Mourn, La Bien Querida, The Limboos o Nueva Vulcano. Sin olvidar una variopinta representación valenciana que incluye propuestas como las de Jupiter Lion, La Moto de Fernan, Tardor, Flaco Favor o We Used to Pray.

Una selección que combina a los artistas masivos con apuestas más minoritarias, fórmula que el Low ha depurado en los últimos años obteniendo un éxito fuera de duda, y que permite a sus organizadores mantener el festival como buque insignia de sus actividades al tiempo que encara con garantías proyectos como el Fuzzville!!!, que llegará a Benidorm en septiembre. Ya lo decía Kraftwerk: Music non stop.