El de 2013 fue un paso decisivo, sin posible vuelta atrás. La presencia en el cartel de Portishead y el acuerdo con el Primavera Sound para la contratación de artistas internacionales permitía al festival Low Cost de Benidorm plantearse ambiciosos objetivos de futuro. Su apuesta fue acertada, hasta el punto de que los lectores de la revista Rockdelux elevaron la cita de Benidorm al segundo lugar en sus votaciones a la hora de elegir el mejor festival del año, poniéndolo por delante de otras mucho más veteranas.

Así que en 2014 tocaba ratificar la decisión tomada y mantenerse en la misma senda. De ahí que haya acortado su nombre, para evitar comparaciones con los numerosos festivales de bajo perfil (y coste) que pueblan el denso mapa de eventos veraniegos en España desde hace algunos años.

No obstante, el cambio de denominación no sería más que un brindis al sol si no fuera acompañado de un cartel que lo refrendara. Y en ese sentido puede decirse que el Low ha optado por fidelizar a su nuevo público sin perder al antiguo. Es decir, que aquellos que en 2013 acudieron atendiendo a la llamada de Beth Gibbons (y, no hay que olvidarlo, Belle & Sebastian), este año tienen un grupo en su misma órbita, Massive Attack. Mientras que la tropa más joven, que entiende la asistencia al festival como parte de una experiencia lúdica con banda sonora en directo, tiene a Vetusta Morla, Love of Lesbian, Sidone o Izal para divertirse a sus anchas. Una buena organización de horarios permite a unos y a otros disfrutar de la programación sin sobresaltos, y con las consabidas paradas técnicas para avituallarse, descansar o darse un paseo por el amplio recinto de la Ciudad Deportiva Guillermo Amor, ubicación cómoda y amplia que, pese a la exageradísima presencia de reclamos comerciales (lo cierto es que hoy en día no hay festival sin patrocinadores), permite al espectador tomarse un respiro en sus zonas verdes.

Panorama internacional

Sin lugar a dudas, Massive Attack son el principal reclamo del cartel. Pero, ha diferencia de Portishead el año pasado, su concierto no será exclusivo en España, ya que en junio pasaron por el Sónar, donde el dúo formado por Robert del Naja y Grantley Marshall presentó un espectáculo diseñado junto al documentalista Adam Curtis. Ofrecieron dos pases, y si en el primero decepcionaron, el segundo les sirvió para congraciarse con su público. A Benidorm llegarán más rodados, y será difícil que defrauden.

Otra de las bazas del pelotón internacional es la presencia de los festivaleros Kaiser Chiefs, aunque resulte menos estimulante que la de The Horrors, que presentan Luminous, su hipnótico cuarto disco, donde consolidan su apuesta por un sonido que combina space-rock, psicodelia y aires de de los ochenta en canciones extensas y envolventes, plagadas de densos delays.

Otros nombres a tener en cuenta son los de los suecos The Hives, infalibles con su rock garagero pasado por el salón de belleza, y unos Editors que han ido a menos desde que su debut les permitiera colarse por la puerta de atrás en la ola de revivalismo post-punk de principios de siglo.

Más interés tienen a priori las comparecencias del dúo synth-pop neoyorquino Holy Ghost! o los Blood Red Shoes. El año en que cumple una década, la pareja ha publicado un cuarto disco de título homónimo que reafirma su identidad y destierra las comparaciones que les persiguieron en los inicios de su carrera.

Reciente aún su gira por salas, Yuck tratarán de seguir convenciendo al público de que su revisión del indie rock estadounidense de los noventa puede tener sentido tras la fuga de Daniel Blumberg, vocalista (y coautor de la mayoría del repertorio) de su debut. Difícil lo tienen.

Además, la joven cantante danesa , que ha debutado este año con No mythologies to follow, deberá ratificar la validez de su propuesta electrónica, mientras que entre el resto de bandas internacionales abunda el patrón indie global que pueden representar tanto los Palma Violets, que repiten tras su solvente pase de 2013, como Los Campesinos! Sin olvidar la mezcla de shoegaze y rock de Cheatahs o la bacanal percusiva de los portugueses Paus, ubicuos en los festivales españoles gracias al padrinazgo del Primavera Sound.

Producto nacional

Aunque cada vez va adquiriendo más peso la presencia de artistas foráneos, el Low no reniega de sus inicios, basados en el producto nacional. Su tirón entre el público más joven es obvio y no parece que la reiteración de artistas en diferentes convocatorias estivales les reste público. Así que en Benidorm estarán este año casi todos los que lideran la escena mainstream, empezando por unos Vetusta Morla que siguen presentando La deriva, su esperado tercer disco, más urgente en el sonido y comprometido en los textos que sus predecesores, pero fiel a su sonido épico e intenso.

La lista se completa con Love of Lesbian, ineludibles en cualquier jolgorio estatal que se precie; un Iván Ferreiro que, por lo visto en el San San Festival, cada vez está más cerca de los cantantes melódicos de los setenta; los murcianos Second, que han logrado el premio a su perseverancia aguantando en tierra de nadie hasta que los vientos han sido propicios... Una lista interminable que incluye a los anodinos Izal, los desorientados Sidonie, el reciclado Xoel López o el sainete vaquero de Corizonas.

A punto de alcanzar su estatus, los excesivos León Benavente, We Are Standard o Niños Mutantes, y con algo más de discurso, Triángulo de Amor Bizarro, El Columpio Asesino, La Habitación Roja, Oso Leone y Pony Bravo. De todo, como en botica.

La representación valenciana correrá a cargo de los grupos de Sona la Dipu, que los festivales programan encantados porque no les suponen coste alguno. No es mala idea introducir a las bandas emergentes en el circuito, pero no parece la mejor forma. En todo caso, Benidorm espera de nuevo a miles de personas dispuestas a hacer su propia selección de favoritos.