Seamos serios... Bueno, mejor dicho, apliquemos el sentido común. De acuerdo, intentémoslo al menos... Si la compañía se llama Por Amor al After, ¿será extraño que monte una obra que se titula Fumaos y que va de marihuana? Pues eso es lo que hay. Bueno, lo que habrá muy pronto. En el teatro de La Rambleta, los próximos días 26 y 27 de septiembre, jueves y viernes. Un visto y no visto, vamos. Por la escasez de días de programación, nada que ver con la ceguera..., por si lo pensaba algún colega malpensao.

En fin, que nadie se asuste, que todo es broma. Hablamos de una comedia teatral en cuyo dossier figura, bien clarito, el logotipo del Ayuntamiento de Valencia (porque es el dueño de La Rambleta, claro). Y este ayuntamiento, como fácilmente comprenderá cualquiera que observe la realidad y razone por derecho, no se va a dedicar así, de repente, a promover el consumo de maría entre el personal, faltaría más.

No, nada de eso. El caso es que había por ahí un libro escrito sobre esto de la marihuana por tres fumetas norteamericanos (esto nos lo sopla Josep Manel Casany, que es el director de la obra), y a alguien, concretamente a Arantxa González y a Carlos Amador, que son dos conocidos actores, se les encendió la luz. Algo así como: «¡Oye, podríamos hacer una comedia sobre esto!» (esto nos lo cuenta Ferran Gadea, que es el tercer actor en concordia en esto de Fumaos). Y dicho y hecho. Le comunicaron su magnífica idea a Gadea, y ya de acuerdo el trío, llamaron a Diego Guill (entre otras cosas, guionista de Conta Conta, productora de éxitos como Auto-Indefinits, o Socarrats, o Maniàtics..., ¿recuerdan cuando aquel Canal 9?) para que escribiera el texto y a Josep Manel Casany para que los dirigiera. Y así se creó Fumaos.

En fin, todo muy resumido, porque la verdad es que Gadea, González, Amador, Guill y Casany (y Porri Fernández, que no la hemos nombrado antes y tiene mucha importancia como ayudante de dirección y movimiento), son profesionales como la copa de un pino, de modo que su obra está muy, pero que muy trabajada, currada a tope individual y colectivamente.

Ferran Gadea, por ejemplo, explica que han hecho todo un trabajo de investigación sobre sobre el porqué hay drogas legales e ilegales, o para indagar en las razones de que la marihuana, que está ahí desde siempre, haya tenido tan mala prensa de un tiempo a esta parte... También se han fijado, por ejemplo, en que hay gente que usa la planta con fines terapéuticos, o quien incluso ha visto en ella una forma de mandar la crisis a hacer puñetas, como aquel pueblo de Tarragona que quería hacerse unas plantaciones para pagar la deuda...

En fin, que Fumaos es una obra muy loca, pero que tiene también, como suele suceder, su lado serio, sus dosis de información, dicho sea lo de las dosis sin segundas intenciones. Eso sí, siempre contado todo desde el humor, a base de sketches, metiendo todos los recursos de que son capaces estos artistas, y crean ustedes que son muchos, para que el público se ría sí o sí.

Así que... ¿cómo saldrá el personal del teatro? Sano, pero divertido. Sanamente divertido, vamos, porque además Josep Manel Casany ya advierte de que han huido un poquito del estilo Club de la Comedia, para entrar más de lleno en el teatro-teatro. Básicamente, intercalando las situaciones que van viviendo los tres fumetas con minipiezas más teatrales sobre el mismo tema. «¡Ah, y por criticar, criticamos incluso el gran negocio que algunos se han montado con lo de la autoayuda», nos dice el director... así, como despistando...

„Ya, todo fetén. Pero a ver, Gadea, ¿ustedes qué, están a favor o en contra de la marihuana?

„Ni a favor ni en contra, estamos rodeaos.